Un par de semanas al menos de retraso, incrementado este año por la llegada del frío intenso prolongado desde mediados de enero, acumula el espectáculo cíclico del paisaje jijonenco, también afectado parcialmente por la falta de precipitaciones y la menor energía de las plantas
La mejor panorámica para contemplar los almendros en flor del principal valle de Jijona, a los pies de la partida rural de Bugaia, es el mirador de la mítica Venta Teresa, con los bancales plantados al estilo tradicional de almendros tradicionales de la variedad marcona y comuna, fundamentalmente, característicos por su color rosáceo. En la finca de la Costa y, escalonadamente hacia abajo, en las fincas de las partidas rurales de Nutxes o de Sot, entre otras. El pasado año, un tal 11 de marzo, las almendras variedad marcona estaban plenamente cuajadas en la partida Bugaia, en el corazón del valle principal de Xixona. A día de hoy, se inicia aún tímidamente el proceso cíclico de la flor.
Una mirada rosácea con el marrón claro del pueblo del turrón, Jijona, al fondo; y mucho más allá, aunque tampoco tanto, el azul turquesa del mar mediterráneo y las formas redondeadas del cabo de la Huerta y de Santa Pola.
Y ese aroma tan especial de la flor del almendro en plena eclosión, que más pareciera directamente de miel de romero o mil flores.
También desde lo más alto del puerto de montaña de la Carrasqueta, el espectáculo rosáceo y blanco de la flor del almendro está servido.
¡Merece la pena subir a Jijona y a la Carrasqueta!
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