Antonio Llorens: Último alcalde republicano de Jijona y turronero en Orán y México

La nieta Loli Llorens indica que Antonio Llorens Mira marchó a Orán en el último barco que salió desde el puerto de Alicante en marzo de 1939 y que fue estafado en esa ciudad argelina (donde empezó a elaborar y vender turrones) por un ciudadano francés

Antonio Llorens Mira no es un jijonenco cualquiera. Hemos hablado aquí y mucho de la gran diáspora jijonenca por España y por el mundo a principios del siglo XX. Hace unos días, en las redes sociales anexas al blog del turrón Made in Jijona volvimos a compartir la experiencia de los turroneros en el Oranesado. Tal y como lo relata el excronista oficial de Xixona Fernando Galiana Carbonell. A raíz de esa publicación en la página de Facebook @MadeinJijona, la nieta de un jijonenco ilustre, Antonio Llorens MIra, quien fuera el último alcalde jijonenco de la Segunda República, ha realizado unos comentarios muy valiosos para ser relatados, aunque confiamos en poder ampliarlos e ilustrarlos, incluso, con alguna fotografía.

No habíamos incluido el capítulo vital de este turronero en el artículo del Oranesado sencillamente porque no lo incluyó el autor del libro Anales y Documentos Históricos sobre el Turrón de Jijona, don Fernando Galiana. Sin embargo, el excronista oficial de Xixona y exalcalde sí habla del turronero en cuestión, Antonio Llorens Mira, en el capítulo que le dedica a México.

Loli Llorens Bahena indica que su abuelo Antonio Llorens Mira se fue a Argel en el último barco que partió del puerto de Alicante, en los estertores de la gerra civil española. Dejó a su mujer y a sus dos hijos en Jijona.

«En Argel se asoció con un ciudadano francés y se puso a hacer turrón con el poco dinero que tenía. El francés lo estafó», indica Loli Llorens Bahena. Esta misma experiencia biográfica la relata en su libro Fernando Galiana Carbonell: «Antonio Llorens tuvo suerte de alcanzar la salida y embarcarse en el último de los navíos que salió del puerto de Alicante, ya que otros que esperaban, una multitud ingente compuesta por más de 50.000 personas, la mayoría oficiales y comisarios del disuelto ejército republicano, nunca pudieron alcanzar el barco que les librara de un seguro cautiverio».

Antonio, para poderse ganar el sustento en Orán, intentó hacer turrón con un francés que se prestó a ayudarle y le prometía resolver con las autoridades los permisos correspondientes, pero le estafó vilmente

Y añade el excronista oficial en su libro, editado por el Consejo Regulador: «Antonio, para poderse ganar el sustento en Orán, intentó hacer turrón con un francés que se prestó a ayudarle y le prometía resolver con las autoridades los permisos correspondientes, pero le estafó vilmente, quedándose con eldinero que le había entregado para alcanzar aquellos beneficios. Como pudo pasó aquel tiempo recibiendo ayuda de los jijonencos que estaban residiendo en aquellas» de Marruecos.

Esas películas las vi mil veces cuando era pequeña y me hubiera gustado que ahora pudiéramos apreciar el valor y sacrificio de nuestros antepasados para salir adelante a pesar de los traspiés que nos pone la vida

Relata la nieta del protagonista de esta historia que hoy traemos aquí (conocida a buen seguro por infinidad de jijonencos, pero no los más jóvenes) que su abuelo Antonio decidió entonces marchar a México y allí trabajó de bedel en la Embajada Española. «En los bajos de la Embajada vivía y allí hacía turrón, junto con mi abuelo y mi padre. Con lo que podían hacerlo. Teníamos películas de super 8 que filmó mi padre haciendo turrón en México, pero se han perdido. Esas películas las vi mil veces cuando era pequeña y me hubiera gustado que ahora pudiéramos apreciar el valor y sacrificio de nuestros antepasados para salir adelante a pesar de los traspiés que nos pone la vida», comenta Loli Llorens Bahena, con quien estamos tratando de contactar para ampliar, si es posible, más detalles de la historia de este singular turronero xixonenc de la primera mitad del siglo XX.

En la Embajada española vivía y fabricaba turrón a la piedra

Fernando Galiana también comenta la experiencia mexicana del último alcalde republicano de Xixona. «Llegado a México pudo alcanzar un modesto empleo en la Embajada española, pero Antonio, donde veía que mejor podría defenderse, es haciendo turrón. ¿Pero de dónde sacaría la maquinaria y los utensilios para hacer posible este proyecto?. Pensó que lo más asequible para él en aquellas circunstancias era fabricar el turrón a la piedra y, efectivamene, adquirió una refinadora de las que se disponía en alguna confitería y con este utensilio pudo empezare a defenderse porque toda la producción la tenía vendida».

Y acaba relatando que «por fin pudo conseguir que se le reuniese su esposa y un hijo soltero que tenía», añade. Fernando Galiana asegura que por los años 40 y 50 del pasado siglo Jijona llegó a exportar a México casi 150.000 kilos.

Hoy, México es un destino preferente de los turrones y dulces de Jijona en todo el continente americano. Quizá el ilustre y viajero jijonenco Antonio Llorens Mira tiene algo que ver.

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

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