Los pastelitos de yema y de gloria de esta histórica empresa de dulces de Jijona, que cumplió en 2020 la friolera de 250 años, son una suerte de lágrimas sensitivas que conjugan la receta de nueve generaciones de turroneros con el uso de materias primas de primerísima calidad, digamos la quintaesencia de la exquisitez en el tiempo del café, un sorbo de placer todos y cada uno de los meses del año y no sólo en Navidad
La sección de pastelería tradicional de la histórica empresa de Jijona Hijos de Manuel Picó es, como bien indica el envase de sus pastelitos de yema y gloria (boniato), de alta selección. Diríamos, de altísima selección.
Sólo hay que echarte a la boca una de estas dos exquisiteces, elaboradas de modo totalmente artesanal y con las mejores materias primas, para notarlo. Para certificar que, tras esta maravilla gastronómica dulce, hay nada más y nada menos que nueve generaciones de buen hacer en el obrador.
La casa turronera que fundaron el matrimonio Bautista Sirvent y Tecla Carbonell en el año 1770 y perteneciente al Consejo Regulador de la IGP Jijona y Turrón de Alicante, sigue más vigente que nunca y, en el sector turronero de Jijona (la auténtica cuna mundial del turrón con 500 años de tradición), sobresale si acaso por una ambiciosa y esforzada amalgama: mantiene intactas las recetas de los maestros turroneros de hace nueve generaciones y profundiza día tras día, mes tras mes, Navidad tras Navidad, en la investigación y desarrollo (I+D+i) de nuevos productos.
Precisamente estos dos delicatessen que hoy os traemos aquí forman parte de la primera acción de esta turronera histórica: mantener intactas las recetas heredadas después de 250 años por nueve generaciones de antepasados del actual gerente, Manuel López Espí.
Nosotros somos amantes del turrón tipo Jijona, el que descubrieron los maestros turroneros jijonencos a principios del siglo XIX. No lo podemos remediar. Qué vamos a hacerle. Pero sin duda alguna, por sensaciones organolépticas, por texturas y olores, tras el turrón de textura blanda somos amantes acérrimos de los pastelitos de yema y de gloria (llamados así desde antiguo estos últimos, pese a estar integrados por batata o boniato confitado).
Están elaborados con una base de fino mazapán mejorado al que se le añade en su corazón, por manos artesanas, uno a uno, o bien la yema o bien el boniato confitado, más un toque extra con un pellizquito de canela.
Primero levantaremos unas claras de huevo al punto de nieve para, seguidamente, «cararlos» ligeramente por encima y hornearlos
Los maestros turroneros y las maestras pasteleras de Hijos de Manuel Picó lo explican a la perfección en su tienda on line, donde los pueden adquirir a día de hoy con un 30% de descuento (todo un chollazo). «En este producto nos encontramos con una compleja elaboración y manipulación, ya que primero levantaremos unas claras de huevo al punto de nieve para, seguidamente, «cararlos» ligeramente por encima y hornearlos».
«Finalmente los revolcamos con azúcar glasé y envolverlos a mano. Uno a uno. Se envasan en cajones de 5 Kg. a granel o cajitas de plástico transparente de 250 o 500 gramos», añade la firma en su tienda en Internet.
No puede ajustarse más a la realidad gastronómica el final de la descripción de Hijos de Manuel Picó: «Finísimo bocado delicado donde encontraremos la textura del mazapán y la complaciente yema confitada, dejándonos un agradable buqué de recuerdos añejos».
Para ‘pecar’ no sólo en Navidad. Cualquier día del año
Un producto delicatessen para ‘pecar’ y no solo en Navidad. Cualquier día del año. O para regalar un auténtico lujo gastronómico acabado de hacer. Que se deshace en la boca para acompañar el café. Una lágrima sensitiva. Y altamente nutritivo y energético. Muy recomendable por precio (ahora con un 30% de descuento tras la Navidad) y calidad elevada a la máxima potencia. ¡Un sorbo de placer!.
Hijos de Manuel Picó cumple 250 años: tradición e innovación en el turrón
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