«El Consejo del Turrón no se aprovecha de que doy conciertos en medio mundo, creo que es una pena»

El concertista internacional y catedrático de guitarra Fernando Espí, en un rótulo de Xixona en una de las entradas del pueblo./FOTO ANTONIO GARCÍA

El concertista internacional y catedrático de guitarra Fernando Espí, en un rótulo de Xixona en una de las entradas del pueblo, ayer./FOTO ANTONIO GARCÍA

La revista Scherzo, la más influyente en el mundo de la música clásica, sitúa a Fernando Espí «entre los más brillantes intérpretes actuales de las seis cuerdas», sólo le falta por actuar como solista en Oceanía y cree que Xixona necesita un auditorio por la gran afición musical que existe

Fernando Espí no tiene antecedentes familiares en el mundo profesional de la música. Pero a los quince años ya tenía claro que quería dedicar su vida a la guitarra. Su proyección internacional como concertista y solista, además de su condición de catedrático desde hace un año del Conservatorio Superior Óscar Esplá de Alicante, contrasta con una figura humana humilde, espontánea y juiciosa. Y que ama a su pueblo, al que gustaría poder promocionar más durante sus muchísimas visitas por medio mundo desde la plataforma de la música profesional.

p: ¿Como concertista internacional ha estado en 30 países de los cinco continentes?
F. E..: Sólo me falta por tocar en Australia. Me habían invitado para dar un coincierto este verano, pero es un viaje demasiado largo y, si no tienes más conciertos que dar o cosas que hacer, pierdes cuatro días de tu via sólo en viajes y vuelos.

p: ¿Cuál es su edad?
F. E..: 42 años.

p: ¿Había afición musical en su familia?
F. E..: No. Nadie. Lo único mi padre que tocaba un poco la guitarra. Hacía acordes y acompañamientos, pero no profundizó mucho en su aprendizaje. Fue una cuestión de niños. Se abrió la escuela de música de Xixona y ofertaron piano y guitarra. Me apuntaron y empecé a tocar la guitarra y me gustó. Tuve un bajón a los 13 años, típico de la edad del pavo. Quería dejarme la guitarra. El profesor habló con mis padres. Y les dijo que era una pena porque tenía condiciones para tocarla. Y que podría ser un modo de vida en mi futuro. Superé el bajón y a los 15 años ya tenía claro que quería dedicarme al mundo de la música y de la guitarra. Tenía clases en Xixona o Mutxamel y me presenté en los primeros cursos del profesional por libre. Me preparaba en la escuela y en casa. Así me saqué todo el grado elemental y dos cursos del profesional. Después ya entré en el Conservatorio de Alicante y estuve dos años con el que era el ayudante más importante de José Tomás. Después hice la prueba para los estudios superiores y aprobé. Ya acabé toda la carrera en el Óscar Esplá.

Fernando Espí sentado en un banco en un jardín de Xixona con una de sus quince guitarras./FOTO ANTONIO GARCÍA

Espí sentado en un jardín de Xixona con una de sus 15 guitarras./FOTO ANTONIO GARCÍA

p: ¿Cuándo cogió por primera vez una guitarra entre sus manos?
F. E..: Tendría ocho o nueve años. Fue la de mi padre precisamente.

p: ¿Y en ese momento táctil ya sintió usted algo por la guitarra?
F. E..: La verdad es que a esa edad no te lo planteas. Era más hobby o cuestión de curiosidad. Pero a esa edad ya se observan ciertas habilidades en algunas personas. Y eso, unido a que era responsable a esa edad y un poco hormiguita, pues todos los días trabajaba un poco la guitarra, con regularidad y constancia. Lo que se unió a unas condiciones innatas mías de las manos. Eso desarrolló después mi intuición y pasión musical. No fue al revés. Fue algo natural y una casualidad de la vida. Encontré un instrumento muscial que me venía bien. No soy grande, pero siempre he tenido un sonido grande y eso en la guitarra es super importante.

p: ¿Usted que tiene más técnica que sensibilidad a la hora de tocar o al revés?
F. E..: Para llegar a ser profesional y destacar en algo tienes que tenir técnica. Pero si no tienes una base musical e intuición, por muchos conocimientos técnicos que tengas tampoco puedes ser un gran músico. Es un mix de todo. He tenido una técnica destacable. Pero después que en todo el mundo hay muchísima gente con muchísima técnica. Y tocar un instrumento bien es echar horas. Intuición y conocimientos para poner al servicio de un objetivo musical. Esa es la clave.

p: Revistas muy especializadas como Scherzo destacan de usted su gran sensibilidad en el escenario.
F. E..: Siempre he tenido la facilidad de comunicar con la gente, lo cual no es fácil en la música. Tener una idea y poder comunicarlo al público. Hay gente que toca muy bien y, encima, tiene carisma y se mete al público en el bolsillo. Hay otros intérpretes que también tocan muy bien pero, a la hora de comunicar, parece como que hay una barrera física y no llegan igual al público. Aunque su música sea perfecta, el público está más distante. Siempre he tenido ese don de proximidad. Intelectualmente, también sé de algunos recursos para que eso sea así. Y trato de explicarles esa clave a mis alumnos del Conservatorio. Tener una idea musical muy clara. Pero tienes que ser capaz de echar un hilo al público para captar su atención. Si no el público desconecta y eso no puede ser. Un concertista no puede desconcectarse del público.

p: ¿Cuál es su icono o mito de la guitarra, Paco de Lucía, Francisco Tàrrega, Narciso Yepes, José Tomás o Raimundo Amador, aunque sea otro estilo de música este último?
F. E..: Al largo de la vida tienes varios mitos y vas cambiando tu idea. El tema del flamenco no lo toco mucho. Paco de Lucía siempre ha sido un ejemplo para todos. Tenía unas condiciones bestiales brutales, pero también por el estudio y la constancia. El decía que no había nacido para la guitarra, pero que su padre le había puesto delante de una guitarra durante diez años diez horas al día. Decía que cualquier puede llegar con tiempo y dedicación. Y lo decía un genio. Yo también creo en esa constancia. Pero en el mundo de la guitarra clásica me he criado en una época en la que la gran figura era Manuel Barrueco, un guitarrista cubano que ha vivido siempre en Nueva York. La auténtica referencia. Pero durante mi carrera he evolucionado y he asumido otras corrientes. Al final, no me gusta mitificar. Yo valoro lo de todos los colegas. Tiene mucho mérito salir a un escenario una hora y tocar de memoria un repertorio. No veo a nadie como mito, sino como compañeros que están haciendo una labor y un trabajo. Y el arte es muy subjetivo. Lo que haces puede gustar mucho a una persona y poco a otra.

p: ¿Hablar de la guitarra en Alicante es hablar de José Tomás y también de Fernando Espí, verdad?
F. E..: Sí. Y José Luis González de Alcoy. Que fue un concertista increíble, que tocó en Japón y Australia, donde  hizo una gran carrera. En Alcoy había muchos japoneses que venían a aprender con él. Y Trinidad Huerta, que era de Orihuela, y estaba en París, a mediados del siglo XIX. Yo participé en una grabación sobre su obra y hice el máster de investigación sobre él. En Valencia también ha habido grandes figuras como Joaquín Rodrigo y Francisco Tàrrega, que era de Castellón. Creo que la guitarra nació en Levante. Al final ha sido una tierra de pasión, porque, además de las bandas de los pueblos, tenemos las rondallas de pulso y púa en casi toda nuestra geografía. Siempre ha habido aquí gran tradición. Y José Tomás, como herencia de Andrés Segovia y referente de la docencia, está ahí. Podía haber ido a estudiar al extranjero. Pero lo tenía a mano. Al lado de Xixona. La mejor escuela de guitarra de Europa estaba en Alicante.

El catedrático del Conservatorio Óscar Esplá Fernando Espí con sus alumnos de últimos cursos en una audición reciente en el Teatro Chapí./FOTO SIRVENT

El catedrático del Conservatorio Óscar Esplá Fernando Espí con sus alumnos de últimos cursos en una audición reciente en el Teatro Arniches./FOTO SIRVENT

p: ¿Y eso sigue siendo así?
F. E..: No tanto. El mundo es muy grande, pero se ha hecho muy pequeño. Puedes hallar a grandes maestros en cualquier lugar del mundo. Alemania, en Europa, es un centro cultural increíble. Y grandes maestros también en Argentina, Cuba y Asia. Y en EE UU por el tema de universidades también tienen maestros punteros.

p: ¿Estás contento del nivel de educandos que hay en el Óscar Esplá de Alicante y el nivel de enseñanza?
F. E..: Sí. Alicante es un centro de enseñanza de guitarra muy importante en España. Igual el Conservatorio no, pero la sección de guitarra sigue teniendo una tradición y reconocimiento muy importante. Se podría mejorar. Yo no llevo mucho tiempo aquí. Venía del superior de Salamanca y estuve de interino también en Murcia. Hay que estar ahí para que la gente quiera estudiar contigo durante cuatro años.

Vengo de hacer una gira en Corea del Sur, en junio tengo concierto en Hamburgo, en julio el congreso de Petrer de dos semanas y después festival en Coria y a Bélgica

p: ¿Tiene en su agenda próxima conciertos importantes en España y en el resto del mundo?
F. E..: Sí. Los cursos son muy típicos del verano. Estaré en el congreso de guitarra de Petrer, que es uno de los más importantes que hay en España ahora y vienen los mejores guitarristas de España durante dos semanas a hacer conciertos y clases. También iré a tocar a Madrid en presentación en julio. Después iré al festival de guitarra de Coria, también muy importante. Vengo de hacer una gira en Corea del Sur y en junio tengo concierto en Hamburgo. Después a Bélgica.

p: ¿Y puede compaginar la docencia con su actividad de solista?
F. E..: Después de la dificultad que hay para compaginar, no me puedo quejar. Sigo tocando y viajando por el mundo.

p: ¿Tiene Corea grandes guitarristas?
F. E..: Sí, como todos los países asiáticos, especialmente Japón. De ahí se ha expandido a China y Corea del Sur. De la mano de guitarristas chinos, japoneses y coreanos que vienen a los concursos europeos. Hay mucha afición, sí.

p: Usted fue fundador y coordinador del festival de guitarra de Xixona. ¿Se mantiene firme esa apuesta?
F. E..: Sí, ya tenemos trece ediciones con un festival internacional. Se ha consolidado en Xixona. Afortunadamente, tengo el apoyo político y todos los años se puede mantener este ciclo. Ya es una tradición a Xixona. Al principio lo hicimos días antes de Navidad y ahora lo hacemos en enero. Estos trece años han venido a Xixona figuras absolutas de la guitarra en todo el mundo. Y grupos de cámara. Que haya una asistencia más o menos fija todos los años me enorgullece. Es un éxito.

Espí con la orquesta de pulso y púa de Xixona, en un concierto en la iglesia.

Espí con la orquesta de pulso y púa de Xixona, en un concierto en la iglesia.

p: También le beneficia al festival que en Xixona haya una sensibilidad muy especial por la música, no sé si por el consumo de turrón o por qué.
F. E..: Je, je. Dulce y música. Es sorprendente, sí. Nuria Francés y servidor creamos la Asociación Solfaut porque no había clase de guitarra en Xixona ni orquesta de pulso y púa. Acabamos la carrera de música, ella en la escuela de Mutxamel y yo catedrático en el Óscar Esplá y detectamos que había pasión y afición por la guitarra en Xixona. Cincuenta o sesenta alumnos de guitarra. No hay comparación respecto a una ciudad grande. Y diez de púa. Es increíble para una población de 7.000 habitantes. Y hace solo seis años.

p: Y además una orquesta de pulso y púa que usted coordina.
F. E..: Sí. Nuria se encarga de la escuela de educandos y yo de la orquesta. Sí, para mí es importante en otra disciplina y supone, como director, ampliar mis conocimientos musicales. Pero la idea es pasarlo bien todos, yo como director y los músicos, tanto aficionados como profesionales o casi. Hacemos conciertos dentro y fuera de Xixona. Lo importante es disfrutar de la música. Pasarlo bien.

p: La alcaldesa de Xixona ha anunciado en los últimos meses que quiere construir un pabellón deportivo de 4 millones de euros. La oposición, en bloque, lo rechaza y dice que se haga más pequeño y el resto para otras obras como un auditorio, porque el Cine de Dalt es lo que es y no es ni propio. ¿Necesita Xixona, con tantas y tan buenas agrupaciones musicales como tiene, además de concertistas internacionales de su talla, un auditorio?
F. E..: Un auditorio puro y duro no lo sé. Pero una sala multiusos sí. La banda, por ejemplo, necesita un lugar. No necesitamos dos mil butacas, pero sí 300 con una acústica adecuada. El festival de música también lo necesita. La acústica del Teatret es muy larga para la guitarra, aunque el lugar sea muy bueno. Está el Grup de Danses de Xixona, la Coral Veus Blanques de Pla, Els Arreplegats…

Actuación con un grupo de cámara en el Teatret de Xixona.

Actuación con un grupo de cámara en el Teatret de Xixona.

p: Y la batukada Giraboix.
F. E..: Efectivamente. También. Se necesita una sala multiusos.

p: ¿Cree que se podría vender la música de Xixona como un producto turístico más, como la industria del turrón o nuestras montañas?
F. E..: El Cine de Dalt está ahí, pero no tiene condiciones para la música. Es una pena. Hay pueblos más pequeños con auditorios o salas polivalentes y en Xixona nada. Es un tema que siempre está ahí, en las elecciones, en los programas. No sé qué pasa, que al final no se hace nada y pasan los años. Y hablo con gente de la banda El Trabajo y me dicen que necesitan de un sitio con condiciones. También el Grup de Danses. Yo lo he hablado varias veces con la concejalía de Cultura, por lo que respecta al festival de guitarra. Haciendo una adecuación acústica muy barata con enmoquetado y cortinas absorbentes, el Teatret sería un sitio idóneo para música clásica. Es muy complicado lo que ocurre, porque yo he traído en el festival a la orquesta de Albacete o la del conservatorio y ¿dónde meto a 50 músicos en Xixona?. Es muy complicado. No sé qué pasa. Es como la educación en España, por qué no se juntan todos los partidos y hacen un plan educativo a largo plazo con consenso. Pues en esto del auditorio o sala polivalente en un pueblo tan musical como Xixona, igual. La música es un bien patrimonio del pueblo y esa inversión sería rentable, pues se usaría muchísimo ese lugar.

Fernando Espí concentrado en plena actuación.

Fernando Espí concentrado en plena actuación.

p: ¿Tiene hijos, les ha transmitido su amor por la música?
F. E..: Tengo tres. El mayor, de 9 años, va a la colla de dolçainers i tabaleters de Xixona. El pequeño también se apuntará en breve, seguramente a percusión. Y mi mujer está con la bandurria. La música es básica para el desarrollo intelectual, para el cultural. Pero si después no quieren ir más allá en el aprendizaje no pasa nada.

p: ¿Ha sido muy sacrificada su carrera hasta hoy, dado que usted incluso es licenciado en Historia y Ciencias de la Música?
F. E..: La música es como el deporte de élite. Como atletas de élite. Yo se lo explico con insistencia a mis alumnos. No vale prepararse para Olimpiadas o la Champions. Detrás hay cuatro años de mucho trabajo y preparación diaria. Es un largo camino. Si quieres mantenerte arriba, tienes que entrenarte muchas horas. En EE UU se hizo una encuesta de los que habían entrado en las orquestas profesionales. Además de la intuición y los conocimientos, los que estaban dentro de las orquestas tenían más horas de estudio que los que no habían entrado en la orquesta. Todas las carreras son sacrificadas. El día a día, mucha preparación, renovarte, mejorar. El mundo es muy competitivo. Cuando nos vamos de vacaciones de verano, me llevo detrás la guitarra. O el fin de semana. Mis hijos ya ven que es muy sacrificado.

No tengo las manos aseguradas, no llego al nivel de Cristiano Ronaldo, aunque no juego al baloncesto

p: Veo que gesticula mucho con sus manos durante la entrevista. ¿Las tiene aseguradas?
F. E..: (Risas). No llego al nivel de Cristiano Ronaldo. Llevo cuidado en no romperme las uñas y esas cosas. Pero, al final, la gente que va con mucho tiento tiene accidentes porque no hace las cosas de manera natural. Es como ir con coche. No hacer el animal. Evidentemente no puedo jugar al baloncesto. Con las piernas sí puedo jugar.

 

p: ¿Se siente arropado en su pueblo?
F. E..: A nivel político, nunca he tenido ningún problema. Ni con el PP ni con el PSOE. A nivel empresarial…

p: ¿Y a nivel empresarial, que también quería preguntarle por eso?
F. E..: Algunas empresas me han patrocinado discos. Pero tengo una espinita.

p: ¿Me puede decir cuál es?
F. E..: El nombre de Jijona y del turrón y del Consejo Regulador se desaprovecha en el caso de una persona como yo que estoy viajando por todo el mundo. Y no sólo eso. Es una pena que no se llegue a algún acuerdo. Hago muchos conciertos para ministerios, embajadas, consulados, Instituto Cervantes. Me muevo mucho en eso. Después del concierto hay un vino de honor y hay empresas que aportan productos, como los vinos. Hay grandes personalidades. Es una pena. Yo no reniego el pueblo de Jijona para nada. Hace tres años tuve un concierto en la Fundación Juan March y en la víspera tuve un programa en Radio Nacional de España con Carlos Santo. En la entrevista, que fue escuchada por un millón de personas según me dijeron, llevé una coca de turrón e hicimos un concurso para que el oyente que acertara la pieza se llevara ese turrón. ¿Por qué no?.

 

 

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

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