Ruta sencilla, aunque no exenta de dificultad, sobre todo por el esfuerzo físico propiamente dicho en el camino de subida, la caminata permite conocer qué hay más allá de la icónica y larga cordillera con que todo el mundo identifica esta montaña; cruzarte con corredores y ciclistas es tan saludable como el sentimiento de libertad que ofrece la panorámica de todo el valle de Xixona con el Mediterráneo en lontananza y el cielo a tiro de piedra
Al ser juez y parte, igual nos pasamos con el uso de epítetos. Pero esta ruta de montaña, al alcance de todos, directamente nos pone.
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— Bernat SirventColoma (@BernatSirvent) March 15, 2021
Les proponemos hoy una caminata, que es lo que henmos hecho, entre el principio del alto de la Carrasqueta, a la altura de la urbanización Penya Reona, y el puerto de montaña en sí, justo donde hay un depósito de sal para cuando nieva (que cada vez es menos) y un coqueto mirador panorámico, pese a que muchos de los arbustos que se plantaron hace casi dos años están secos.
Si llegan a Xixona temprano, pueden tomar café en los muchos y buenos bares, incluso un comprar embutido casero antes de echarse al monte. A menos de un cuarto de hora sin prisas, se pueden situar perfectamente en el inicio del itinerario, en la mentada Penya Reona (que es urbanización privada y habría que pedir permiso para estacionar) o en los alrededores.
Siguiendo la calle central de dicha urba, en ascenso, se llega a un sendero que en realidad es un pedregal, como todo el ascenso hasta la cresta, desde donde se puede divisar (justo en un mollón que gira hacia el valle del río Coscón y les Penyes de Roset o Penya Migjorn) una panorámica, qué decimos, muchas panorámicas bellas y relajantes.
Eso si previamente no nos ha dado un pequeño susto un rebaño de cabras salvajes arruís, que han procreado en la zona en el último cuarto de siglo como conejos y que, dependiendo del día, se muestran más o menos huidizas. El pasado sábado, último día que fuimos al paraje, las avistamos a unos cien metros justo en la pinada que emprende la senda hacia la fuente de Gordollobos (que recibe el nombre por una planta salvaje que vegeta únicamente en esa zona). No nos dio tiempo de hacerles fotos ni videos, pues se adentraron en la masa del bosque inicial de dicho sendero y quizás descendieron por algún vertiginoso risco para adentrarse aún más en el auténtico corazón de la Carrasqueta.
Decimos corazón y, a nuestro juicio, deciimos bien. Porque es justo cuando ascendido desde la urba hasta la Penya Reona en sí cuando descubres que la típica, icónica y alargada cordillera con que todo el mundo identifica a la Carrasqueta es, en realidad, mucho más.
Esa epidermis montañosa en la distancia te permite observar las entrañas de la sierra
Esa epidermis montañosa en la distancia te permite observar las entrañas de la sierra. En lontananza la omnipresente Penya Migjorn o Migdia. Más cerca, las rosáceas y estruendosas Penyes de Roset; arriba, el puesto de la guardería forestal en el Alt de la Martina; el puerto de Ca Tina, las estribaciones de la Monya; el perfil impertérrito de la Serra del Quarter y, arriba de la pista forestal, el puerto con los citados mirador y depósito de sal frente a las esporádicas nevadas.
Te cruzas con corredores profesionales unas veces, aficionados las más. Jijonencos o forasteros, incluso de países lejanos y orientales. También es frecuente la práctica del ciclismo de montaña, con corredores jóvenes y otros mucho más adiestrados que se deslizan vertiginosamente boca abajo por la pista forestal sin inmutarse.
Hasta un charco con agua abundante y mucho más barro, en una hondonada de la pista forestal, de restos de las últimas lluvias que en esta zona se estancan durante mucho tiempo, delata el estado salvaje en el que nos encontramos
Hasta un charco con agua abundante y mucho más barro, en una hondonada de la pista forestal, de restos de las últimas lluvias que en esta zona se estancan durante mucho tiempo, delata el estado salvaje en el que nos encontramos. Las pisadas de los jabalíes, animales casi tan numerosos como las cabras arruís en todos estos parajes, demuestran lo que a estos omnívoros les gusta el baño en el barro para deshacerse de las molestas garrapatas. Lo que se observa en el mucho pelo (en el caso de los machos más adultos de color blanco) que queda engatillado en las franjas de barro.
Cruzarte durante la excursión con esos deportistas que corren o peladean es tan sumamente saludable como el medio natural en el que te hallas.
Una suerte de sentimiento de libertad total, que se acrecienta si de vez en cuando abandonas la pista forestal propiamente dicha para subir a la cresta de la cordillera y divisar el principal valle de Xixona, el de Bugaia, en el la alternancia de bosque y tierras de labor convierten el paisaje en poco menos que un puzzle vegetal en el que todas las piezas encajan perfectamente.
A lo lejos, la bahía de Alicante, el cabo de las Huertas o el faro de Santa Pola. Incluso en días sin grises ni nieblas, puedes avistar las montañas del murciano Mar Menor, por no hablar de la isla de Tabarca.
Es en ese instante cuando se empequiñece el turquesa mar Mediterráneo y pareciera que tocas el cielo, a tiro de piedra a mil metros de altitud, no con una, sino con las dos manos.
Es en ese instante cuando se empequiñece el turquesa mar Mediterráneo y pareciera que tocas el cielo
Hola, Magnifica publicación, como tantas otras. Y muy buenas fotografías, algunos de nosotros conocemos esos parajes y también los disfrutamos. Si bien permítanos que a su frase — «Eso si previamente no nos ha dado un pequeño susto un rebaño de cabras salvajes arruís, que han procreado en la zona en el último cuarto de siglo como conejos y que, dependiendo del día, se muestran más o menos huidizas» hagamos un comentario que esperamos entienda como positivo. La fauna en general y el arruí en particular enriquecen las sierras, mejoran la biodiversidad y la luchas contra los incendios. Además de otros beneficio a los propietarios de los montes….. También causan algunos daños en cultivos, como ya publicó hace un tiempo. . Es un animal que no ataca ni hay que temer nada, lo mismo que los ciervos y muflones son animales de gran belleza y un recurso turístico cinegético y fotográfico de primer orden . Todos enriquecen los montes de Alicante y debemos potenciar su buena gestión aprecio y respeto. Ellos nos premian a cambio de nada. Un saludos ADHIF.
Muchas gracias por participar en el foro de Made in Jijona sobre turismo rural de Xixona. Efectivamente, los animales salvajes rumiantes son un excelente recurso fotográfico de primer orden.