Quizá se trate del negocio turronero más antiguo de España y, ya en quinta generación, la famosa casa sigue dando gusto y placer a miles de ovetenses, sobre todo por sus célebres almendras rellenas a mano y los clásicos Jijona y Alicante
Quizá se trate del turronero de Jijona con más antigüedad en el punto de destino. Seguro que uno de los más antiguos. Diego Verdú Monerris abrió su negocio de despacho de los famosos turrones jijonencos hace la friolera de 140 años en Oviedo. En quinta generación, el negocio sigue dando que dando gusto y placer a miles de ovetenses, sobre todo las gamas de turrón Jijona y Alicante (de textura blanda y dura) elaborados con la mejor variedad de almendra nacional, la marcona, y con la espléndida miel de romero. Es un caso, que no único, paradigmático de los jóvenes emprendedores de finales del siglo XIX que subían en diligencia para atravesar toda la Península Ibérica para ganarse la vida y hacer felices a los demás en Navidad.
La historia de la casa Diego Verdú Monerris, cuya tienda permanece casi inalterable durante esos 140 años de existencia en la céntrica calle Cimadevilla de una Oviedo limpia y de calles nobles y aseadas, se remonta a 18178, cuando un joven de tan solo 17 años llamado Diego Verdú Monerris salió de su pueblo natal, en Jijona (Alicante) rumbo a Asturias con intención de hacer negocio vendiendo los turrones y dulces navideños que fabricaba artesanalmente en su tierra.
Según se relata en la web de la empresa de sus actuales gestores, descendientes ya en quinta generación, los medios de transporte desde otras zonas de España a Asturias en aquellos años eran verdaderamente escasos, por lo que mientras Diego se veía obligado a atravesar medio país en diligencia, sus productos viajaban por barco bordeando toda la península. Durante muchos años el negocio funcionó de modo estacional: desde septiembre hasta enero permanecía en Oviedo realizando la campaña navideña, y tras las Fiestas se volvía a Jijona con su familia.

Calle empedrada de la zona noble y antigua de Oviedo en la que se halla la turronería made in Jijona./FOTO WEB DIEGO VERDÚ
A finales de los años 30 se dio un paso más en la empresa, con la apertura durante todo el año en la ciudad, a la vez que se comenzaba a trabajar el mundo de los helados y a elaborar su famosa nata montada. Los descendientes de Diego Verdú Monerris han continuado año tras año con el negocio iniciado por su antepasado.
Son famosos en Oviedo, donde Made in Jijona ha podido comprobarlo en pleno verano, en un claro ejemplo de desestacionalización del consumo de una tienda que huele a peladillas, a miel y a almendra tostada por sus cuatro costados, sus mazapanes, que se siguen fabricando a mano uno a uno, exactamente con la misma receta que se ha seguido en la casa desde hace más de un siglo. Las almendras rellenas son una de las variedades de la casa de Diego Verdú más demandadas al ser elaboradas individualmente.
Los turronitos son una de las creaciones navideñas más recientes de la empresa y ya se han consolidado como un clásico cada Navidad. Comenzar con la venta de los helados supuso un nuevo reto para la familia Verdú, puesto que no existían los sistemas de congelación ni los métodos de almacenamiento de hoy en día. Para hacer el helado se utilizaba una máquina heladora antigua con una cuba de madera que estaba instalada en la propia tienda. Al principio no existían los motores industriales y el producto se batía a mano.
«El famoso helado de turrón de Diego Verdú se sigue fabricando en la actualidad de la misma forma y con el mismo cariño que al principio, sólo que ahora se utilizan modernas máquinas que ayudan en la elaboración. Unicamente se ha aumentado ligeramente hace unos años la cantidad de turrón de la receta original para darle un plus de sabor», explica la famosa casa turronera y heladera.
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