Uno de los primeros negocios que se instaló en el puerto de Ibiza es Helados Los Valencianos, de la familia Galiana Espí, que cumple 85 años con servicio de calidad y discreto a famosos de todo el mundo
Helado artesano de calidad y tradición casi secular al borde del mar de la cosmopolita Ibiza. Se llama Los Valencianos, uno de los primeros negocios que se instaló en el puerto de la Pitiusa. Antonio Galiana Espí, quien nació en esta isla en el año 1946 y representa la tercera generación de este emblemático lugar de turistas de todo el mundo y de los isleños de todea la vida, asegura que uno de los clientes de más postín en los últimos años son los jugadores del Real Madrid (que precisamente hoy han vuelto a la rutina para preparar la liga tras el parón vacacional). Aunque no son los únicos futbolistas profesionales que se sientan en la terraza discreta de Los Valencianos en Ibiza. También prueban los helados made in Jijona que elabora muchos otros jugadores de otros tantos equipos de la élite del fútbol español.
Así lo pone de manifiesto en una reciente entrevista en el periódico de Ibiza y Formentera Antonio Galiana Espí, el cual, pese a estar ya jubilado, puede vérsele cada día en la terraza del establecimiento, relata el diario pitiuso.
Antes de los futbolistas profesionales y de los, intelectuales y artistas o, en general, del turismo de masas, Los Valencianos era visitada durante todo el verano por los hippies. «Venían a la Vila y buscaban sitios que no tuvieran licores, así que nos buscaban a nosotros porque teníamos helados, batidos y horchatas», añade Antonio Galiana Espí. Eran los principales clientes junto a los lugareños de Ibiza, de todos los municipios de la isla.
Fue el abuelo de Antonio el que, en el año 1931, abrió el negocio de helados y turrones made in Jijona en el puerto de Ibiza. Los Valencianos sólo ha estado cerrado durante los últimos 85 años durante los tres años de la guerra civil española. Después llegó su padre a la gestión y, con posterioridad, Antonio y su hermano José. Ahora, el timón del barco ya lo manejan los hijos, o sea, la cuarta generación de estos famosos jijonencos en Ibiza.
Admite que la única forma de conservar al cliente famoso, sea futbolista, artista o intelectual, es tratarle en la tienda como si fuera uno más. Sin aspavientos ni barullos. «Esto en un a cafetería de la península no pasa», añade al diario de Ibiza Antonio Galiana Espí aplaudiendo este comportamiento propio del ADN ibicenco.
«Al principio venía mucho la pandilla de Albert Camus y todo su grupo. Luego ya en los 70 empezaron a venir Norma Duval, Joaquín Sabina… Se sentaban en la terraza y yo les decía, como si no hubiera nadie. Y como si no le conociesen, casi siempre estaban tranquilos. Estos últimos años vienen futbolistas, sobre todo del Real Madrid, no sé por qué», añade este jijonenco ibicenco.
Relata los esforzados inicios, cuando el hielo para hacer los ricos helados se traía a Ibiza desde Mallorca. También recuerda que en los inicios sólo había tres sabores en la tienda: vainilla, fresa y turrón, por supuesto, turrón. Ahora, este popular establecimiento del puerto de Ibiza expide nada menos que 72 sabores distintos. El último incorporado a la carta es el de mojito. Estos heladeros jijonencos también son innovadores y, como otros muchos distribuidos por toda la geografía nacional, se adapta al medio y al lugar en el que pace. Los Valencianos llegó a lanzar hasta el helado de las hierbas ibicencas, «aunque duró lo que duró», relata Antonio al diario de Ibiza.
Sobre la notable evolución que ha experimentado el arte heladero artesano, Antonio relata que «con las máquinas actuales se puede hacer helado de todo. Pones en una túrmix industrial una paella y lo pasas a la máquina heladora y ya tienes helados de paella».
El 90% de los clientes son ahora extranjeros
Sobre la clientela, asegura que ha cambiado mucho el perfil del consumidor. «Ahora me siento en la terraza y observo que el 90% son extranjeros, que empiezan aquí la fiesta y la siguen en la discoteca y en los locales que no cierran nunca», explica Antonio. «Los alemanes quieren cosas grandes y con volumen, copas o helados. Los ingleses sólo saben decir “white”, “pink”, “black”, vainilla, fresa y chocolate. Los peninsulares sí que saben más, y los italianos también».
Antonio Galiana Espí da por hecho que el negocio, salvo «cataclismos», durará otros 85 años. Al menos.
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