‘El Lobo móvil’

La histórica y popular marca de turrones y dulces navideños, que fue registrada en el año 1924 por la viuda de Manuel Sirvent Soler (el referente más cercano de la actual empresa Almendra y Miel SA que dirige José Manuel Sirvent Baeza) fue una adelantada de su época en el uso de la publicidad en el transporte público en la década de 1970, en plena expansión económica

La empresa Juan Antonio Sirvent Selfa SA, creada en el año 1974 tras una reestructuración administrativa y presidida por su propietario Juan Antonio Sirvent Selfa (con su hijo Juan Antonio Sirvent Arroyo de secretario), fue una adelantada de su época. En muchos capítulos. Pero especialmente en el de la publicidad.

Nos hacemos hoy eco aquí de las históricas marcas ‘El Lobo’ y ‘1880’ http://www.ellobo.com, que siguen siendo gestionadas por esta rama jijonenca de los Sirvent y que operan bajo el paraguas mercantil de Almendra y Miel SA , la cual a su vez está integrada en la sociedad matriz Confectionary Holding, dirigida por José Manuel Sirvent Baeza.

En el interesante libro ‘El Turrón y su Museo’, dedicado al sector del turrón pero especialmente a la empresa que puso en marcha precisamente el único museo del sector existente en la localidad, se destaca la activa y potente presencia publicitaria de los Sirvent Selfa en la década de los años 70 del pasado siglo, bajo mandato del abuelo del actual dirigente empresarial, que también es presidente de la asociación TDC de Turrones, Derivados y Chocolates de la Comunitat Valenciana.

El libro, cuyo autor es el ex alcalde de Xixona y profesor de Química Lluís Garrigós, se pone de manifiesto la importancia que tuvo la presencia activa publicitaria de las marcas El Lobo y 1880 en los paneles ubicados en medios públicos de transporte de toda España. En autobuses o en tranvías de la época, como por ejemplo en el de Barcelona. Y no solamente: «Sin duda alguna (explica Lluís Garrigós), la estrella de esta modalidad publicitaria fue la campaña protagonizada por la puesta en servicio de un viejo automóvil Rolls-Ryce habilitado al efecto como coche anuncio».

La marca ‘El Lobo’ fue registrada por vez primera el 27 de mayo de 1924 por la viuda de Manuel Sirvent Soler. La marca registrada incluye su nombre, aunque su primer apellido aparece en forma de inicial (Manuel S. Soler), «seguramente para evitar confusiones con otros fabricantes jijonencos, también de apellido Sirvent», explica el autor de este interesante libro sobre la historia turronera local.

«Desde mediados del siglo XIX, los fabricantes de Jijona tuvieron claro que la identificación de su producto constituía para el consumidor una garantía de calidad. No es, pues, extraño que se anunciaran en medios de comunicación (como la ‘Guía general de las provincias de Alicante y Murcia y Crónica indicador de Alcoy, del año 1886) e incluso participaran en exposiciones nacionales e internacionales. El paso siguiente fue el registro de las marcas comerciales para que se identificara el marchamo de calidad más fácilmente con una marca que con el simple nombre del maestro turronero o fabricante.

Tras ese primer registro de El Lobo en el año 1924 llegó la renovación del registro de la marca en junio del año 1936. En el año 1939, llegó el registro oficial de la marca 1880, cuya gravía fue modificada en el año 1970 (1880 en lugar del número cardinal 1.880).

La marca El Lobo adoptará distintos aspectos a lo largo de los años. En el año 1948 la imagen era una cabaña en la montaña y diez años después, y destinada al comercio de exportación, se registra la figura del popular lobo con sombrero, camisa a rayas, bastón y un buen puro habanos entre los dedos.

Juan Antonio Sirvent Selfa también fue un adelantado de su época «al entender a la perfección la sensibilidad por dotar al patrimonio industrial obsoleto de nuevos usos» y creó el primer y único museo del turrón de Jijona existente. Creado en el seno de la empresa como oferta turística complementaria al modelo de sol y playa de los años de pleno desarrollismo de Benidorm y la Costa Blanca. Había hasta actuaciones del grupo de coros y danzas de Jijona, que actuaban en exclusiva para los turistas ingleses, nórdicos o alemanes, que llegaban con vistosos y lujosos autocares de la época.

El museo, en la fábrica antigua en un extremo del casco urbano en dirección a Alcoi, se complementaba con una coqueta tienda de turrones, dulces y exquisiteces navideñas y era un motor de turismo, especialmente en los meses de verano y en diciembre, aunque las visitas programadas por los tour operadores de Benidorm eran constantes durante todos los meses del año.

 

1880, el turrón que nació en París

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