Su última creación ‘Y todavía somos’, analogía entre juventud y vejez, mezcla de modo espectacular en un espacio sonoro en directo el humor de la torpeza de lo cotidiano con las evocaciones oníricas de las artes escénicas e introduce elementos vividos en el pueblo del turrón como voces, el pasodoble ‘Febrer’ con su propia flauta travesera y el repiqueteo de las castañuelas de la danza típica local
Hablar de Julia Nicolau es hablar de una actriz de solo 29 años que, pese a su juventud, se ha consolidado como «parte de Teatro Urgente» y como símbolo en Madrid y otros lugares del mundo del denominado teatro físico, o sea, de la expresión musical y corporal más universal. Pero hablar de Julia Nicolau también es hablar de sus raíces jijonencas, como bien lo demuestra en su última creación titulada ‘Y todavía somos’.
Varios y muy sugerentes, diríase poéticos, son los elementos creativos que Julia Nicolau introduce en esta pieza, que es una suerte de analogía entre el cuerpo joven y el cuerpo derrengado por la vejez y que delatan no su partida de nacimiento, pero sí sus profundos y nunca desvinculados orígenes en Jijona, el pueblo dulce del turrón, pero también de la música, de sus gentes y de sus pintorescas y acendradas costumbres.
‘Y todavía somos’. Se trata de una obra de teatro físico con creación de espacio sonoro en directo. Como define la propia actriz de origen jijonenco: «Un proceso exploratorio sobre la desaparición del movimiento articulativo a través del desgaste corporal». O también «una toma de conciencia mediante la composición musical, la coreografía y la palabra».
La creación mezcla, además, el humor de la torpeza de lo cotidiano con las evocaciones oníricas de las artes escénicas.
Movimiento, articulación y pausa son los tres elementos que sustentan la coreología y que acercan a la actriz a una desubjetivación, al silencio y al encuentro con la vejez.
En esta pieza el movimiento se vincula con la juventud. El movimiento entendido como deseo, afirma Julia Nicolau. «El deseo de moverse y de no perecer, de no envejecer. Cuerpo en masa como territorio para la expermientación. A través de entrevistas realizadas a personas de mi entorno sobre qué supone para ellos la vejez, llevé a cabo una investigación basada en el timbre, el cariz específico de cada voz, y sus relatos, para desarrollar varios cuerpos diferentes que puedan converger en uno solo».
La vejez va entrando por nuestros poros, afectando a nuestras articulaciones y expulsando juventud en cada chasquido
La articulación como definición de la toma de conciencia. «Nuestras articulaciones van reduciendo nuestro rango de movimiento con el paso del tiempo. La vejez va entrando por nuestros poros, afectando a nuestras articulaciones y expulsando juventud en cada chasquido», añade Julia Nicolau.
Y se llega a la pausa, que no es sino expresión de esa vejez. «Aquella espera que nos conduce al tedio, a lo que se estanca y redunda. El trabajo corporal viene supeditado por la imposibilidad de la individualidad en la vejez. Existe la soledad pero está llena de recuerdos.».
Técnicas contemporáneas de creación musical
Toda la obra ‘Y todavía somos’ usa las técnicas contemporáneas. El espacio sonoro se compone por medio de técnicas contemporáneas de creación musical, que la artista ha ido desarrollando desde que terminó el
Conservatorio Profesional de Música y un Loop Station. Eso le permite producir la música en directo para que acompañe los movimientos de la pieza. En esta obra, los nstrumentos utilizados son flauta travesera y castañuelas.
Además, las entrevistas también forman parte de la musicalidad de la pieza. Estos testimonios aparecen en esta creación como audios yuxtapuestos y base rítimica. La obra comienza con una versión libre de canto a capela sobre el Pasodoble Febrer de Juan Calatayud, otro vínculo, otra raíz del origen familiar de la actriz Julia Nicolau.
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