La ruta turística de los pozos de nieve y cal en la Carrasqueta

Una excelente experiencia de apenas dos horas para visitar los Pous de la neu y de la caliza que se construyeron en los siglos XVIII y XIX y que nos recuerdan el origen de la industria del helado en Xixona y de los materiales para la construcción junto a un paisaje de ensueño rodeado de una gran masa de pinos, carrascos y coscojos

 

La Carrasqueta es, además de una montaña mítica donde los mejores ciclistas españoles y del mundo han tenido oportunidad en más de una ocasión de demostrar su potencial deportivo, una suerte de accidente geográfico que dista apenas una hora de Alicante, la capital de la provincia http://www.costablanca.org. Desde esta privilegiada atalaya se puede observar la quietud de la montaña con vistas impresionantes del valle de Xixona y, en lontananza, un azul turquesa del mar Mediterráneo que se pierde casi en el infinito. Pues bien, hoy les proponemos una ruta prácticamente desconocida por todos los ciudadanos de la Comunitat Valenciana pero que permite, en apenas dos horas, comprender mejor el origen de dos industrias ligadas al municipio dulce: la nieve y la cal.

Se emprende camino desde Mutxamel, por la CV-800 hasta el alto de la Carrasqueta. Hay que ir con cuidado al volante, dado que esta carretera lleva una década más congestionada de lo normal, en el tramo entre Mutxamel y el propio puerto de montaña, debido a la intensidad de tráfico pesado de residuos sólidos con destino a la planta de basuras Piedra Negra, situada en la parte sur del término municipal de Xixona. También es conveniente conducir con precaución los fines de semana, debido a la elevada intensidad del tráfico de motocicletas de alto voltaje y velocidad, en muchos casos saltándose las limitaciones y las señales de circulación de la carretera, pese a que últimamente se ha reforzado la presencia de agentes de la Agrupación de la Guardia Civil tras elevarse la polémica sobre presuntas carreras ilegales al Pleno de las Cortes Valencianas e incluso al Congreso de los Diputados y al Senado.

Al llegar al alto del puerto de la Carrasqueta, tras una hora de viaje, aproximadamente, desde el centro de la capital alicantina, se puede estacionar el vehículo en una zona al efecto construida hace un año por la Generalitat Valenciana junto al nuevo y acogedor mirador panorámico. Justo al lado, se inicia nuestra experiencia en una ruta que permite, al tiempo que conocer los ancestros, disfrutar del paisaje, del oxígeno y e incluso del avistamiento de animales paisajes, como por ejemplo, el buitre común (que ya nidifica en las montañas próximas y se puede avistar con mucha probabilidad).

Empieza un camino de tierra que nos lleva, por la cresta del puerto de montaña, hacia la finca Casa de la Cava, donde está situado el Pou del Surdo (el mejor conservado de los pozos de nieve existentes en Xixona, dado que el Ayuntmiento lo restauró hace algunos años, aunque permanece en la actualidad cerrado a cal y canto desde hace nada menos que cuatro años, junto al hotel Pou de la Neu de su propiedad). En cualquier caso, y pese a la imposibilidad de ser visitado, merece la pena su observación desde el exterior de la verja de la instalación municipal.

 

El Pou del Surdo está situado a 1.110 metros de altitud. Perfecta para una excursión en los meses de primavera y verano, aunque el encanto de pisar la nieve (si nieva, como en 2020) en pleno enero invernal ofrece un encanto especial. Es un pozo de planta circular con un diámetro interior de 11,40 metros y una profundidad de 11,20 metros, según nos recuerda el Cronista Oficial de Xixona, Bernardo Garrigós, en un artículo publicado sobre los pozos de la nieve y de cal en la revista de Fiestas de Xixona en el año 2010.

Está revestido de una capa de cemento debido a su posterior uso como aljibe, del que queda una escalera de hierro y el mecanismo de una bomba de agua. Este enlucido, obra de una restauración, oculta totalmente la mampostería interior y posiblemente la parte excavada en la roca. La cubierta es de tejas dispuestas en vertientes en forma de doble Y. Podía almacenar 1.100 metros cúbicos de nieve. La construcción del Pou de la Neu podría datar de mediados del siglo XIX. José María Segura Martí identifica este pozo con el pozo Caño. Posee una interesante área de vetisquero con muros para retener la nieve en las proximidades de la cava.

El Pou del Surdo, junto a la Casa de la Cava (hotel pou de la Neu cerrado desde hace cuatro años por el Ayuntamiento de Xixona). /FOTO ALFREDO GARCIA MIRA

El Pou del Surdo, junto a la Casa de la Cava (hotel pou de la Neu cerrado desde hace cuatro años por el Ayuntamiento de Xixona). /FOTO ALFREDO GARCIA MIRA

 

Al regresar al punto de origen (aparcamiento del alto del puerto de la Carrasqueta), a unos 500 metros de la Casa de la Cava o hotel Pou de la Neu, a mano derecha, se halla un horno de cal. La cal se obtenía en hornos construidos al efecto mediante calcinación del carbonato cálcico natural (piedra caliza). Estos hornos se llaman hornos de cal o caleros y la calcinación que en ellos se efectuaba se denominaba cochura u hornada de la cal, recuerda el cronista Garrigós.

Pozo de cal muy próximo al hotel Pou de la Neu.

Pozo de cal muy próximo al hotel Pou de la Neu.

Los más sencillos de estos hornos tienen forma ovalada o cilíndrica, construidos en márgenes y con paderes de mampostería. L’olla del forn, que servía de caldera, estaba por debajo del nivel de la base del margen. En esta olla es donde se colocaba la leña o carbón. La caliza se convertía en cal viva, usada antiguamente en el mundo de la construcción para preparar el mortero o argamasa y enlucir paredes.

La sierra de la Carrasqueta, en Xixona, en la tarde del pasado 20 de enero, durante la última nevada de la tormenta Gloria./FOTO MADE IN JIJONA

La sierra de la Carrasqueta, en Xixona, en la tarde del pasado 20 de enero, durante la última nevada de la tormenta Gloria./FOTO MADE IN JIJONA

 

Tras descender todo el camino hasta el punto de origen y cruzar la carretera CV-800, tomamos dirección hacia Alcoi, Al mirar a la izquierda, a pocos metros, salta a la vista una terraza de bloques de piedra donde se apoya el pozo octogonal denominado Carrasco de Baix, al cual no es posible acceder al estar vallado en el interior de una propiedad privada. Pero la contemplación desde la distancia también vale la pena.

Pou de la Carrasqueta o de Carrasco de Baix.

Pou de la Carrasqueta o de Carrasco de Baix.

Es desafortunado que se haya colocado delante del pozo de nieve una especie de corral de grandes dimensiones, lo que resta belleza al conjunto y denota una falta total de sensibilidad hacia el patrimonio cultural por parte de su propietario

Es más grande que el del Surdo, pues su capacidad es para 1.450 metros cúbicos de nieve. El pozo fue excavado casi en su totaliad en la roca y se pueden observar los agujeros de barrerno empleados para la demolición de la piedra, explica Bernardo Garrigós en su artículo del año 2010. No tiene cubierta y el cronista califica de «desafortunado que se haya colocado delante del pozo de nieve una especie de corral de grandes dimensiones, lo que resta belleza al conjunto y denota una falta total de sensibilidad hacia el patrimonio cultural por parte de su propietario».

Fábrica de cerámica alicantina llamada Jaime Ferrer y C de Alicante, entre 1888 y 1892

Es de mampostería regular y conserva tanto en el interior como en el exterior un enlucido de mortero. Dispone de cuatro puertas y tiene una profundidad de casi dos metros. Recuerda Garrigós que los ladrillos presentan unas características especiales que han permitido su datación, pues en su cara más estrecha se lee H. de Jaime Ferrer y C Alicante, que corresponde a una fábrica de cerámica alicantina que trabajó con este nombre entre 1888 y 1892.

Pou de la neu de Sant Ignasi o de Carrasco de Dalt.

Pou de la neu de Sant Ignasi o de Carrasco de Dalt.

A pocos metros, a la izquierda, se llega al camino de la Font de Vivens, una pista forestal. Al poco, llegamos al Mas de Sant Ignasi, actualmente en ruinas. Detrás de la casa hay dos cisternas muy rústicas y un poco más allá el depósito de nieve conocido como el Pou de Carrasco de Dalt. Tiene 7,5 metros de profunidad y está casi todo excavado en la roca. El muro del pozo es de mampostería regular trabada con mortero. Posee cuatro ingresos que han sido tapiados para impedir que alguien caiga al interior. La cubierta podría haber sido de teja sobre un tejado de vigas de madera. Le cabían 930 metros cúbicos de nieve. Hay un edificio anexo donde se guardaban las herramientas necesarias para el trabajo diario de la nieve, recuerda Garrigós.

Más adelante, en el camino de Vivens, y tras pasar el Mas de Brossa, se llega al Mas de Miralles. Allí hay un algibe pequeño y, si seguimos la acequia hasta mitad del bosque de pinar de la parte superior, hallamos el pour de la neu de Dilluns o Miralles. Se sitúa en el sur de la cima de la Serra del Corbó, al oeste del Maset de Brossa. El fondo presenta runa y existe bastante vegetación. La obra interior y superior es de mampostería regular y bastida con mortero. tiene cuatro puertas. No hay indicios de su cubierta. Su origen podría situarse en el siglo XVIII, advierte Bernardo Garrigós.

Pou de neu del Pou de Dilluns o de Miralles.

Pou de neu de Dilluns o de Miralles.

Regresamos por el Mas de Brossa  y volvemos a cruzar su bosque de pino mediterráneo. Nada más salir de él, en un camino a la izquierda con subida y se bifurcará después en tres ramales. Hay que tomar el de la derecha. A medio kilómetro, a mano derecha se halla un jorno de cal, excavado directamente en la roca y al que le falta la pared delantera. Tras él, a su izquierda, el Pou de la neu de la Castellana. Resulta muy peligroso acercarse al no contar con paredes. Hay que subirse unos cuantos metros en la montaña para contemplarlo desde la distancia. También data del siglo XIX,  según Garrigós. Tiene ocho metros de profundidad. Hay que ir con mucha cautela, queridos turistas.

Pou de neu del Mas de la Castellana.

Pou de neu del Mas de la Castellana.

Nos recuerda el cronista oficial de Xixona e historiador Bernardo Garrigós que después de las nevadas, los dueños o arrendatarios de los pozos de nieve contrataban la mano de obra precisa. La nieve era recogida con palas y azadones y transportada en capazos de esparto, así como con una gran pala tirada por bestias de carga para aproximarla a las bocas de los pous.

Se organizaban dos grupos de trabajo. Uno arriba del pozo y otro dentro. La nieve se arrojaba al interior por puertas y ventanas, donde un grupo de hombres provistos de mazos iban girando y aprisionando la nieve al ritmo de unas cancioncillas. La base y paredes de los pozos se cubrían previamente de paja o capullo de arroz, que aislaba así la nieve del contacto directo con la mampostería. Asimismo, varias capas de paja iban aislando las distintas tandas o tongadas, de espesor variable. Más de cincuenta jornaleros trabajaban en este quehacer hasta llenar hasta arriba el pozo.

Picar la nieve en el interior, sacarla con polea al exterior e introducrla en moldes de madera para dar forma de bloque y prensarla antes de venderla

Al cuidado de la nieve quedaba un empleado del dueño del pou, que durante la temporada de verano realizaba las tareas de extracción del hielo, para lo cual procedía a picar la nieve del interior del pozo, sacarla al exterior mediante polea e introducirla en cajas o moldes de madera para darle forma de bloque y prensada para una mayor consistencia. Se pesaba a la sombra con una romana de la época, se envolvían los bloques en paja y mantas y se colocaban en sarrias a lomos de animales para su transporte hasta puntos de venta. Por ejemplo, Jijona y Alicante, pues Alcoi ya tenía sus propios pozos. En Xixona, por ejemplo, perduró el negocio del hielo hasta 1920 en la casa-nevera regentada por Carmen y Fina Durá Mira de la calle El Vall, según explica este experto y estudioso de la historia jijonenca.

Algibe de hace dos siglos en lo alto del puerto de la Carrasqueta.

Aljibe de hace dos siglos en lo alto del puerto de la Carrasqueta.

Esperemos que les haya agradado nuestra propuesta de experiencia de turismo rural por Xixona. Y no olvide en bajar el puerto de la Carrasqueta entrar al pueblo, la auténtica cuna del turrón. Podrán tapear bien, degustar helados artesanos acabados de elaborar y turrón http://jijona.com siempre tierno y joven en alguna de las tiendas del casco urbano o en alguna de sus fábricas. Bon profit!.

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

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