Artículo del Cronista Oficial de Xixona, Bernardo Garrigós, sobre la decoración de las canales de las casas antiguas, que siempre han llamado la atención a propios y extraños
A.-Introducción.
El título y el objetivo de este trabajo resultan al menos pretenciosos, ya que Xixona careció, hasta fechas muy recientes, de una industria siderúrgica. En Xixona podemos hablar de una serie de talleres dedicados a la metalurgia que a mediados de la década de 1920 comienzan a prosperar debido a la introducción de la electricidad como fuerza motriz y a orientar sus producciones a la solución de las necesidades de maquinaria específica para la producción y elaboración de turrones y dulces. En un momento de suma expansión de la industria local tras la finalización de la Primera Guerra Mundial.
El hecho de haber conservado una gran cantidad de productos de la industria siderúrgica destinados a las viviendas y, en concreto, a la canalización de las aguas pluviales recogidas en las techumbres hace al menos interesante el intentar seguir el camino empresarial de una serie de empresas siderúrgicas foráneas: Valencia, Alicante y Alcoy. Tema sumamente interesante si consideramos que algunas de ellas van a marcar el camino a seguir y servirán de faro en la transformación de la producción artesanal del hierro en industrial a mediados del siglo XIX.
Debo indicar que no soy el primero al que llama la atención las caras de algunas de las canales de las viviendas de Xixona. Josep Mateo en el Programa de Fiestas de Moros y Cristianos de 1999 escribió un artículo titulado Chatwiniana en el que publicaba imágenes de las diferentes tipologías de las caras que aparecen en las canales. Últimamente también han llamado la atención de fotógrafos locales como: Manolo Valero o Bart Bus, que los han difundido por las redes sociales.
A principios del siglo XIX existían en algunas ciudades de nuestra comunidad valenciana, especialmente en Valencia y Alcoy una serie de talleres que trabajan artesanalmente la fundición del hierro.
Estos talleres, en la primera mitad de dicho siglo, irán evolucionando hacía una producción industrial debido a la demanda creciente de la agricultura intensiva, a las exigencias ligadas a las demandas de pequeñas sociedades necesitadas de maquinaria y a las peticiones de los burgueses, quienes edificaban sus viviendas con el mayor lujo posible, especialmente en la ciudad de Valencia. Eso sí todo ello dentro de un mercado eminentemente local. Dentro de esta industria podemos separar diferentes sectores, por un lado el ramo del metal unido a la tradición de la cerrajería y vinculado al mundo artesanal y por otro el de la fundición y la maquinaria, de espíritu y carácter industrial e innovador.
Una de las primeras compañías que podríamos citar, por servir de ejemplo de cómo se produjo la industrialización de esta artesanía, tenía como razón social Bofill y Cía. Era una sociedad en comandita fundada en 1844 mediante el capital aportado por el farmacéutico alcoyano, José Bisbal. Al mando de la misma se hallaba el catalán Isidro Bofill, profesor de mecánica y el comerciante Sebastián Batllés. En una carta que remite a la Diputación de Alicante observamos sus objetivos: “una fábrica de fundición de hierro colado y bronce, un taller de construcción de toda suerte de máquinas aplicables a la agricultura, artes e industria”. Poco a poco esta empresa fue creciendo en número de asociados, que aportaron mayores capitales y en producción. A partir de 1849 será conocida por el nombre social de La Primitiva Valenciana. En 1879 en la fundición trabajaban 265 operarios. Esta empresa alcanzaría su mayor hito al producir en 1884 la primera locomotora de ferrocarril construida en la Península.
También hay que indicar que hubo algunas compañías creadas por extranjeros. Unos ejemplos serían: los británicos Henry Fink, empleado del ferrocarril valenciano y William Barthe; o los belgas Lambert y Victor Donnay o el francés Malabouche. Y otras creadas por emprendedores locales, como los hermanos Masip o los Ferrer Ballester, Aznar, Rodes. Mucho mérito tuvieron si consideramos que las fuentes de energía y las materias primeras para esta incipiente industria son más bien escasas. A ello hay que sumar, inicialmente, la falta de una estructura educativa organizada en la que los nuevos operarios recibieran sus enseñanzas. Por lo que será la práctica en los pequeños talleres la que vaya formando a los trabajadores de estas industrias hasta la creación de las escuelas industriales, cantera de peritos industriales.
B.-Las canales.
Con el objetivo de evitar que el agua de lluvia, después de deslizarse por los tejados, golpeara directamente sobre las fachadas de las casas y provocara desagradables humedades se diseñó el sistema de canalones.
La función de las canaletas (o canales), es recoger el agua de lluvia de las vertientes del tejado y conducirla hacia las bajantes, que son las encargadas de llevar el agua hasta el suelo. Las canaletas son conductos abiertos que se instalan en los bordes de los aleros. Pueden estar ligeramente inclinadas para conducir el agua a una bajante que se encuentra en uno de los extremos de la fachada y en línea con ella. A veces existen dos bajantes situadas en cada extremo de la fachada. La bajante se unía a unos 1,5 m. o 2 m. del suelo con una canal de hierro. Normalmente la canaleta y las bajantes eran de hojalata, aunque la parte final, la más cercana al suelo, era de hierro.
Esta canal de hierro es la que nos interesa. En el punto de unión con la bajante presentaba una especie de boca que tenía unos 15 cm. de altura y un diámetro más ancho que el resto del tubo. En la boca de algunas canales aparecen representados unos rostros o las iniciales o marca del fabricante. En la parte superior de la boca existe una especie de reborde.
La canal se sujeta a la fachada mediante dos argollas metálicas, una situada debajo de esta boca y otra en su zona inferior casi llegando al suelo. Estas canales con las bocas con los rostros se hacen con molde, es decir es una producción en serie, por lo que se suelen repetir en diferentes poblaciones.
Sobre su significado sólo hemos encontrado las palabras de Francés Gisbert, que reproducimos por ser bastante esclarecedoras: “El seu significat és misteriós, i sembla relacionat amb la creença arcana dels esperits, genis o rostres de l’aigua, que des de les canaleres, protegien els habitants de la casa. Fet i fet, els relleus tenen un aspecte que ens recorda els rostre emergents de l’aigua, amb els cabells esbullats, la boca tancada i actitud hieràtica”.
Por su función y por unir protección con el agua nos recuerdan a las gárgolas empleadas en la arquitectura medieval, especialmente gótica. Recordemos que eran conductos colocados en la base de las techumbres con el objetivo de verter a distancia de los muros las aguas pluviales. Aparecen a principios del siglo XIII. Adoptaron la forma de animales (dragones, salamandras), monstruos rampantes o demonios, esculpidos de forma muy naturalista. Tiraban el agua por sus bocas. Algunos piensan que su nombre procede de la palabra francesa gargouille. El gargouille era un dragón que infestaba los bosques de la ciudad francesa de Rouen y que producía grandes devastaciones. En el año 520 el arzobispo de la ciudad decidió poner fin a sus fechorías y acompañado de un preso, única persona que quiso hacerlo, se encaminaron al bosque, atraparon a la bestia y la condujeron a la ciudad, donde fue quemada. En agradecimiento el preso fue liberado. Hasta 1760 cada día de la Ascensión se celebraba una procesión en la que desfilaba una imagen de lata del dragón muerto y se indultaba a un preso.
Algunos investigadores creen que la función de las gárgolas en las catedrales medievales era de proteger el templo y asustar a los pecadores.
En Xixona contabilizamos en 2014 un total de 317 canales con su boca decorada con relieves. Lo que constituye un patrimonio histórico y cultural de primer orden tanto por su número como por su antigüedad y como por sus posibilidades didácticas para estudiar el proceso de industrialización de la metalurgia en la Comunidad Valenciana.
Se hallan en un total de 30 calles del casco antiguo de Xixona. Salvo 12 ejemplares, que se localizan en calles edificadas a principios de la década de 1960. Así hallamos 3 ejemplares en la calle Ausias Carbonell y otros 8 de la calle Hort de Joanet y 1 en la calle Alicante.
C.-Tipología de las canales.
En líneas generales podemos apuntar que se trata de bustos realizados en medio y alto relieve de personajes mayoritariamente masculinos y jóvenes. Casi todos presentan una expresión hierática con los ojos mirando al vacío. También hallamos inscripciones con los nombres del fabricante y una canal con una figura de animal.
Hemos agrupado estos relieves en 15 motivos diferentes.
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