Durante el otoño y el principio del invierno, el abuelo Juan trabajaba en la fábrica de Jijona de La Industrial Turronera, actividad que complementaba con la elaboración totalmente manual y artesana en un local del pueblo de Jijona de sus dulces típicos junto a su mujer María. Esos dulces, primorosamente envasados en cajas de madera, eran transportados hasta Figueres con el tren
Fue en el año 1917 cuando Juan Verdú Sirvent se instaló con su familia en Figueres, en la capital del Alto Ampurdán, donde llevaba los turrones y dulces navideños más apreciados de Jijona, la cuna del turrón en España. Productos elaborados con la cabeza y con el corazón. Con fórmulas artesanas que, después de más de cien años, se siguen haciendo con esa receta del fundador de la famosa casa de turrones de Figueres. Año tras año, la cita con los turrones y dulces navideños sigue siendo en la capital del Alto Ampurdán Juan Verdú Sirvent, hoy gestionado por la tercera generación de turroneros artesanos jijonencos, de modo tanto of line como on line.
La historia de la turronería por excelencia de Figueres está vinculada a la figura de Juan Verdú Sirvent. En realidad, fue en el año 1917 el hermano de Juan, que se llamaba José y que era soltero, el que subió por primera vez a Figueres cargado con las cajas de madera llenas de turrones y otras exquisiteces para venderlos las semanas inmediatamente previas a la Navidad. Y José lo hizo junto a otra hermana soltera que se llamaba Palmira.
Durante esa primera experiencia de venta al detalle de los famosos turrones artesanos jijonencos y estando aún en Figueres José se puso enfermo. Tuvo que pedir la ayuda a otro hermano, que era Juan, el cual trabajaba en la empresa de Jijona La Industrial Turronera, la cual tenía una factoría en el municipio alicantino y otra en Barcelona. Juan se hallaba por entonces enfrascado en la campaña de producción de turrones para esa Navidad en Barcelona. Al conocer la grave enfermedad de su hermano, pidió permiso a la empresa y fue a Figueres a ayudarlos a vender los turrones que tan primorosamente se habían elaborado en Jijona y, por primera vez, trasladado hasta Figueres. José falleció. Y fue enterrado en Figueres en lugar de en su muy querida Jijona.
Cuando finalizó esa primera campaña navideña en Figueres, Juan, el abuelo materno de la actual propietaria y gestora del negocio, María Dolores Soler Verdú, se volvió a Jijona junto a su hermana Palmira y el negocio de José pasó a manos de los bisabuelos, Constantino y Trinidad. Pero ellos decidieron traspasarlo a Juan y a su mujer María, que son los abuelos maternos de la actual propietaria María Dolores, la cual gestiona este negocio típico navideño de Figueres junto a su marido, el también jijonenco Alfonso Coloma. Ellos siguen cumpliendo con la tradición navideña de acudir a la cita año tras año con los ciudadanos de Figueres, la comarca del Alto Ampurdán y toda la provincia de Gerona e incluso Barcelona, así como con otros muchos clientes del sur de Francia.
Fue en la Rambla de Figueres, una avenida muy conocida y popular en la capital de la comarca del Alto Ampurdán, donde empezó la venta al detalle del turrón artesano de Jijona
Fue en la Rambla de Figueres, una avenida muy conocida y popular en la capital de la comarca del Alto Ampurdán, donde empezó la venta al detalle del turrón artesano de Jijona. La actividad se desarrollaba al aire libre. Poco después, se alquiló un local en la calle Sant Pau. Como en el caso de otros muchos turroneros artesanos jijonencos emprendedores por toda España y, en particular, por toda Cataluña, la venta de los dulces se realizaba en un portal. Los abuelos de María Dolores vivían cerca del cine Edison, donde residían dos meses o algo más hasta que pasaba la fiesta navideña, con el final de la festividad de los Reyes Magos. Hicieron muchas amistades en Figueres.
Como en el caso de otros muchos turroneros artesanos jijonencos emprendedores por toda España y, en particular, por toda Cataluña, la venta de los dulces se realizaba en un portal
Durante el otoño y el principio del invierno, el abuelo Juan trabajaba en la fábrica de Jijona de La Industrial Turronera, actividad que complementaba con la elaboración totalmente manual y artesana en un local del pueblo de Jijona de sus dulces típicos junto a su mujer María. Esos dulces, primorosamente envasados en cajas de madera, eran transportados hasta Figueres con el tren, aunque un año el envío se hizo en barco desde Alicante hasta el puerto de Barcelona y, después con transporte terrestre, hasta la capital del Alto Ampurdán.
Desde el año 1917 hasta el año 1936, en el que se declaró la Guerra Civil Española, la familia Juan Verdú Sirvent fue fiel con la cita ampurdanesa. A partir del año 1937, la familia dejó de subir desde Jijona hasta Figueres. Cuando finalizó la contienda bélica, se reemprendió la actividad, que ya nunca se ha interrumpido hasta la actualidad. Fue una suerte que la familia trabara amistad con gentes de bien de Figueres antes de la guerra. Se pusieron en contacto con una amiga de la abuela, la señora Enriqueta, para pedirle si podían usar la misma portería de la calle Sant Pau, pero los propietarios del inmueble habían colocado en esos años unas puertas de hierro que impedían la actividad normal de venta al detalle de turrones artesanos.
La amiga Enriqueta de Figueres les avisó en al año 1940, ya finalizada la contienda bélica, de que había hallado otro portal bueno y grande en la calle Monturiol. En principio, no le gustó a la familia jijonenca, porque parecía algo alejada del centro del municipio, pero probaron en esa Navidad. A la entrada del portal de Monturiol número 6 colocaban una tabla de unos tres metros de largo que hacía las veces de tienda. Los jijonencos Juan y María dormían en un almacén de la finca anexa.
Gracias a la intervención del señor Poch, primero, y de Benjamín Castillo, que era administrador de la finca, alquilaron la portería de la casa natalicia nada más y nada menos que de Salvador Dalí. Una finca en la que había tenido la oficina el padre de Dalí, el cual era notario en Figueres
Gracias a la intervención del señor Poch, primero, y de Benjamín Castillo, que era administrador de la finca, alquilaron la portería de la casa natalicia nada más y nada menos que de Salvador Dalí, el genio de la pintura y la literatura surrealista. Una finca en la que había tenido la oficina el padre de Dalí, el cual era notario en Figueres.
Los abuelos de María Dolores, la actual regente del negocio, tuvo tres hijas: Dolores, Concha y Gloria. Antes de la guerra, las tres acompañaron a sus padres cuando a finales de otoño se subían a Figueres. Tras la guerra, sólo lo hacía Gloria, la cual se casó en el año 1961 con Antonio Soler. Tuvieron una hija, Gloria, en el año 1962. La actual propietaria. Gloria y su marido Antonio colaboraron con los fundadores Juan y María, que estuvieron al pie del cañón hasta que cumplieron los 80 años. Después, el negocio pasó definitivamente, en el año 1967, a manos de Gloria y Antonio.
Antonio Soler trabajaba en Jijona durante todo el año hasta Navidad y entones iba a Figueres a pasar las fiestas con su esposa e hija. Siempre viajaba la familia en tren.
María Dolores se casó en 1984 con Alfonso Coloma, un jijonenco que sabía elaborar helados artesanos, el otro pilar económico y empresarial que ha dado fama y renombre a Jijona. Su suegro Antonio, que era maestro turronero en Jijona, le enseñó en 1984 a hacer dulces navideños. María Dolores y Alfonso siguen fieles con la cita navideña de Figueres después de elaborar de modo totalmente artesano sus turrones y dulces, muchos hechos a mano y que mantienen intactas las recetas seculares del maestro turronero Juan Verdú Sirvent. Todos los productos hechos con ingredientes naturales que la familia se encarga de buscar y comprar, con una base de almendras de calidad, principalmente de la variedad marcona, azúcar y miel de romero pura.
La familia de Juan Verdú Sirvent incrementó las ventas año tras año al fidelizar a los ciudadanos de la comarca, conscientes de la calidad del auténtico turrón artesano de Jijona. En el portal de la casa natalicia de Salvador Dalí, grande pero expuesta al viento frío de la tramuntana, se daban cita gentes de todo el Ampurdán en las semanas inmediatamente previas a la Navidad. Durante la posguerra, el negocio fue ganando en popularidad, dado que era la única tienda de turrones artesanos jijonencos en toda la comarca. En el portal de la casa natalicia del pintor y escritor Salvador Dalí la familia Verdú Sirvent estuvo sesenta años. Fue en el año 2000 cuando, tras la venta de dicho inmueble al Ayuntamiento de Figueres, la familia de turroneros de Jijona alquiló un local cercano en la misma calle Monturiol, donde permanece en la actualidad. Hubo unos pocos años en los que se la venta se realizó en la casa de Dalí y en el nuevo local.
A Salvador Dalí y su familia les gustaba mucho el turrón y los dulces traídos expresamente desde la ciudad alicantina de Jijona. En concreto, según recuerda la actual propietaria María Dolores, la variedad que más agradaba al artista Dalí era el turrón de Jijona con denominación, el de textura blanda
A Salvador Dalí y su familia les gustaba mucho el turrón y los dulces traídos expresamente desde la ciudad alicantina de Jijona. En concreto, según recuerda la actual propietaria María Dolores, la variedad que más agradaba al artista Dalí era el turrón de Jijona con denominación, el de textura blanda. Una auténtica exquisitez que se sigue elaborando en los ‘boixets’ o morteros a fuego lento y con materia prima (almendra marcona, miel de romero, azúcar y clara de huevo) de primerísima calidad. Un turrón cuyo artesano y sofisticado método de elaboración (por cocción y emulsión posterior) fue inventado por un maestro turronero jijonenco en el siglo XIX.
Tanto le gustaba a Salvador Dalí el turrón de los que en Figueres se llamaban ‘los Jijoneros’ que el artista dedicó una de sus obras al dulce jijonenco. Se trata de un dibujo de pequeño tamaño sobre una escena de la vida cotidiana del año 1922. La obra se llama ‘The first turron’
Tanto le gustaba a Salvador Dalí el turrón de los que en Figueres se llamaban ‘los Jijoneros’, ahora con Indicación Geográfica Protegida (IGP), un sello amparado por la Unión Europea, que el artista dedicó una de sus obras al dulce jijonenco. Se trata de un dibujo de pequeño tamaño sobre una escena de la vida cotidiana del año 1922. La obra se llama ‘The first turron’. En la obra se distingue una alegre familia sentada junto a la mesa mientras la criada aparece con un turrón. La escena era muy característica en la familia de los Dalí, donde cada año se festejaba el primer turrón como anticipo a la Navidad, justo unas semanas inmediatamente anteriores a la festividad.
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