Los turroneros de Jijona llegaron a montar 14 fábricas en Argentina, Uruguay, Cuba y Venezuela

Más de cien técnicos y maestros dulceros cruzaban cada año el charco para apoyar estos negocios con su esfuerzo y trabajo, relata el exalcalde y excronista Fernando Galiana Carbonell en su libro ‘Anales y Documentos históricos sobre el turrón de Jijona’

El carácter emprendedor de los turroneros de Jijona (también de los heladeros, aunque de modo más reciente en la historia) está fuera de toda duda. No es difícil encontrarse con conocidas sagas de turroneros que se deciden a montar un portal o una ‘parà’ de turrón en la plaza Mayor de Madrid y que emprenden el viaje en carro tirado por burros y que, antes de llegar al destino, ha vendido todos los dulces navideños por las ciudades por las que pasa y se ve obligado a regresar al punto de origen para elaborar más. O aquella otra que también marcha a Badajoz a hacer la temporada comercial navideña y la crecida un río durante la singladura se lleva el carro, el burro y las cajas de madera repletas del dulce jijonenco y…vuelta a empezar.

Los turroneros han sido una suerte de especie de lo que ahora los tecnócratas de la economía amantes de lo anglosajón denominan una ‘start up’. Los turroneros supieron, incluso, hacerlo allende el océano Atlántico. Hicieron textualmente las Américas. ¿Cuándo?. Pues a partir de los años 5 y 6 del pasado siglo XX. Es a partir de esta fecha cuando los turroneros emprendedores de Jijona no conformistas sólo con conquistar los paladares selectos de la península ibérica empezaron a incubar la idea de establecer fábricas en Hispanoamérica, donde el turrón jijonenco ya era célebre desde tiempos atrás.

Según relata el exalcalde y excronista oficial de Xixona, Fernando Galiana Carbonell, en su libro ‘Anales y Documentos Históricos sobre el Turrón de Jijona’ publicado en el año 1986, el turrón llega a exportarse primero en pequeñas partidas a Argentina, México y a Cuba y Puerto, antes y después de su independencia. «A últimos del pasado siglo (XIX), varias fábricas de la localidade exportan partidas imiportantes para aquellas fechas que se consideran fabulusas, a Argentina unos 30.000 klos o 600 cocidas y a Cuba otro tanto».

Fernando Galiana Carbonell.

Fernando Galiana Carbonell.

Es a partir de 1905 cuando los turroneros demuestran su espíritu emprendedor de ultramar. «Con estas instalaciones se demuestra contundentemente el espíritu de iniciativa de los turroneros jijonencos y su exclusiva aportación a la difusión y expansión del turrón en América, generando riqueza y divisas en unos años en que nuestra balanza de pagos nos era adversa, pues toda clase de manquinaria y bienes de equipo teníamos que importaqrlos de otras naciones. Sin embargo, Jijona exportaba no sólo sus productos, sino también maquinaria y utensilios a los que hibiésemos podido poner muy bien «Made in Jijona» «España»», explica Galiana.

 

Se fundaron seis fábricas en Argentina, una en Uruguay, seis en Cuba y otra mucho más reciente en Venezuela. En total, catorce factorías de turrones y dulces jijonencos. Hubo, incluso, un intento de montaje de otra en Estados Unidos que «quizás por precipitación o falta de constancia consumó su fracaso», explica Galiana.

Más de cien técnicos turroneros cruzaban todos los años el charco oceánico para dinamizar aquellos negocios con maquiinaria

Estas fábricas, debiedo a la iniciativa y espíritu comercial y emprendedor de los jijonencos, hicieron generar infinidad de empleo nativo, pues más de cien técnicos turroneros cruzaban todos los años el charco oceánico para dinamizar aquellos negocios con maquinaria muy específica y sistemas de elaboración únicos en el mundo.

 

Además, se generaba otro empleo inducido. Cuenta Galiana Carbonell que las «ocho serrerías que había en Jijona fabricaban envases de madera de chopo que exportaban a esos países sin armar las cajas y cajones para que se armasen en destino y fuesen rellenadas con el dulce y suculento conducho. Estas serrerías tenían trabajo todo el año y daban ocupación a 150 personas», añade.

También resalta que habìa tres partidores y peladores de almendra que preparaban más de 400.000 kilos de este fruto para exportación a América y el Orasenado, repelada y seca, envasada en cajas de madera y embarcada en el puerto de Alicante.

Refiere Galiana que estas «manipulaciones vencían en parte la estacionalidad de la campaña, al tener que preparar anticipadamente en los meses de julio y agosto para su llegada a destino con tiempo suficiente». También se exportaban etiquetas, envolturas y utensilios de madera o acero, idóenos para la elaboración del turrón como punchas, tallants, cajones metálicos o meses para las mezclas.

«No se amilanaron aquellos hombres ante el contratiempo que podría representar en países en que las estaciones estaban cambiadas como en Argentina o Uruguay, en los que en Navidad hacía calor…». «Consiguieron introducir la costumbre y el deseo de su consumo y ahí está el resultado», sentencia Galiana.

ARGENTINA

Buenos Aires: Hijos de A. Galiana y Cía, Rafael García Bertomeu con marcas Bertomeu y El León. López y Fort, Dulces Gavilán, Sirvent y Cía, Hermanos Arriaga.

CUBA Y PUERTO RICO

Sirvent Pla Hermanos en La Habana, Victorino García Segura, Rafael Sanchis Mira, Llorens Carbonell, Sirvent y García de Santiago de Cuba.

CHILE

José Enrique Colomina Santiago de Chile

URUGUAY

Hijos de A. Galiana, Montevideo.

VENEZUELA

Monerris Planelles, en Caracas.

 

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

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