Peladillas con origen en Alcoy y Casinos, pero delicatessen en Jijona

Ya se conocían y consumían en la época romana, en la que se conmemoraban con ellas nacimientos y bodas, si bien el inicio formal en España de su elaboración se atribuye al alcoyano Emilio Reig Pastor que en los años 30 del pasado siglo ya tenía una fábrica de grageas y torrats y un kiosco para su venta

Las peladillas o almendras confitadas son típicas de la Comunitat Valenciana, donde se fija su origen en España. Wikipedia, la enciclopedia libra, sitúa el germen de ese dulce con el que se regalaba a los invitados a los bautizos o se agasajaba a los invitados en cualquier mesa navideña en el municipio de la montaña alicantina Alcoy.

Asegura que la primera fábrica de peladillas de España fue la de Emilio Reig Pastor en Alcoy, allá por los años 30 del pasado siglo, una factoría y empresa que cesó su actividad en los años setenta.

Un reciente artículo de El Comidista https://elcomidista.elpais.com/, el suplemento gastronómico del diario El País que capitanea Mikel López Iturriaga, también señala directamente a Alcoy y al empresario y artesano Emilio Reig Pastor como origen en España de este dulce, hoy en día más presente que nunca en las mesas navideñas y en todas las grandes superficies o turronerías artesanas de Jijona esparcidas por todo el país.

Relata El Comidista en un reciente artículo titulados ‘Peladillas: el dulce olvidado de bodas, bautizos y comuniones’ que dicho empresario no fue el primero, sino el continuador de una tradición que arrancó un poco más arriba, en el municipio valenciano de Casinos: «La fábrica de Jarrín y Murgui (en alusión al orensano Manuel Jarrín y la casinense Carmen Murgui, con la cual se casó) y sus peladillas causaron tal sensación que pronto otros maestros turroneros incorporaron el producto a su oferta, tanto en Casinos, que ha llegado a ser conocida como “la villa más dulce”, como en otras localidades. De hecho, existe una sana rivalidad entre Casinos y Alcoy, donde sus artesanos también han hecho brillar las peladillas».

Prosigue El Comidista asegurando que «de este municipio montañés se cita a menudo a Emilio Reig Pastor, que en los 30 tenía una pequeña fábrica de peladillas y ‘torrats’ y un quiosco donde los vendía, que se derribó en los 40 y sobre los 70 cesó su actividad, me cuenta director de la biblioteca y archivo municipales de Alcoy, Josep Lluís Santonja. Casos similares, también en Alcoy, fueron los de Federico Pérez Frau y Juan Andrés Candela, ambos confiteros que dieron a conocer sus dulces en la Exposición Regional de Valencia de 1909».

Siempre hemos oído hablar de que la peladilla era originaria de Alcoy y que a Jijona llegó con posterioridad, aunque en los años 60 no había obrador o frábrica xixonenca que se preciara y no tuviera su propia sección peladillera con los típicos bombos rotatorios movidos primero por vapor y después por la electricidad.

Pero prosigamos con lo que dice El Comidista sobre Alcoy, ciudad que, pese a su tradición textil desde los principios de la revolución industrial, tuvo siempre gran tradición peladillera, incluso competencia sana entre sus artesanos y pasteleros. «Hasta hace 20 años, todavía existía cierta competencia entre los vecinos artesanos y sus pastelerías se llenaban de turistas nacionales que acudían todas las navidades, algo que según me indica la Oficina de Turismo de Alcoy, ya no ocurre actualmente. Es más, a día de hoy, y tras el cierre de la pastelería El Túnel, solamente queda un elaborador: Dulces Hispania. Su propietario, José Luis Córcoles, adquirió Dulces Hispania y la confitería El Campanar cuando sus antiguos dueños decidieron jubilarse. Produce peladillas y otros productos tradicionales como las nueces glaseadas o los pasteles de carne, también típicos, que, en su opinión, ya no son del gusto de las nuevas generaciones», explica El Comidista en este ilustrativo artículo sobre la historia y la actualidad de las peladillas y piñones, otra gragea excepcional.

«Desde que yo empecé, hace 12 años, he notado cómo el consumo de peladillas ha descendido mucho”, explica el empresario alcoyano Córcoles a El Comidista. Cuenta, además, que en Alcoy solamente queda un maestro artesano que sabe elaborar las peladillas de la forma tradicional.

A España, las blanquísimas y finísimas peladillas aterrizaron en la región donde la almendra se viste de dulce para celebrar todas las fiestas: Valencia

Pero este suplemento del diario El País sitúa el origen real de las peladillas y piñones confitados en España en el municipio valenciano de Casinos.

«A España, las blanquísimas y finísimas peladillas aterrizaron en la región donde la almendra se viste de dulce para celebrar todas las fiestas: Valencia. Aunque con toda certeza había pequeños artesanos que las elaboraban, se fecha en 1886 el comienzo del auge de la peladilla en España, con la apertura de la primera industria peladillera, en Casinos, fundada por el orensano Manuel Jarrín y la casinense Carmen Murgui», razona este artículo, firmado por Rosa Molinero, del equipo de Mikel López Iturriaga.

La llegada a España de las peladillas

Razona este suplemento gastronómico del diario El País http://www.elpais.com que en España ya se elaboraban las peladillas, por lo menos desde el siglo XV, puesto que encontramos la receta ‘De como se hazen los confites de almendras o avellanas’ en el Vergel de señores en el qual se muestra a hacer con mucha excelencia todas las conservas, electuarios, confituras, turrones y otras cosas de açucar y miel. También aparecerá en Regalo de la vida humana, de Juan Vallés, publicado a mediados del XVI, en la que aparece junto a otros dulces: “A continuación se ofrecen las recetas para preparar confites de almendras, avellanas, anís, hinojo, culantro, clavos de giroflé, canela (canelones confitados), piñones, además de la del maná (que es confitura granujada y menuda como simiente de adormideras) y de la piñonada”. Juan de la Mata, ya en 1747, recogerá en su Arte de repostería la receta de ‘almendras blancas’ y otras preparaciones donde las almendras se bañan en azúcar, como las almendras de Alcalá, que aún confeccionan por las Clarisas del Convento de San Diego en Alcalá de Henares.

Pero no fue hasta el siglo XVI cuando los confites de almendra dejaron de tener una forma irregular, tipo praliné, para pasar a ser tan lisas como el trasero del David de Miguel Ángel, según cuentan Gilles Pudlowski y Maurice Rougemont en Les trésors gourmands de la France (Renaissance du livre, 2000). Desde entonces, su elaboración triunfó en Francia, donde los sigue elaborando la casa Braquier y también en Italia, donde hace lo propio los herederos de la familia Pelino, ambas elaboradas con la almendra avola, autóctona de Sicilia, explica El Comidista.

El objetivo de MADE IN JIJONA, el único #blog del #turrón del mundo, no es otro que desentrañar la historia de estas simpáticas y deliciosas grageas, las cuales ya se elaboraban en la Antigua Roma y en la Edad Media, pues se recubrían de miel los frutos secos y algunas especias y se consideraban manjares muy valorados los resultados, aunque no se parecían a las actuales peladillas.

Las primeras, muy posiblemente, fueron obra de los boticarios, quienes gozaban del permiso real para comercializar azúcar. Si bien que, pese a desconocer el origen exacto de los obradores peladilleros en las fábricas de turrón jijonencas, la industria turronera de Xixona ya contaba con estas secciones para recubrir las almendras con varias capas de azúcar desde los años 50. Y sigue la tradición aun hoy. Todo un universo peladillil xixonenc con destino a todo el mundo.

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

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