Ascender al Montagut (a mil metros de altitud y límite entre Xixona y La Torre) en sentido contrario al curso del río de la Serra, desde el inicio de la Capúa, más allá del Gurugú, haciendo zig zag por el sendero que apenas sí se abre por el bosque y subir el pico en modo cabra monte a través en gran desnivel es conocer otro paisaje mediterráneo, con el mar por cierto en lontananza y, hoy, en plena primavera pintada de nieve la mítica Aitana
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— Made in Jijona (@madeinalicante1) March 21, 2021
Decenas y decenas de miles de pinos carrascos pueblan el verdadero pulmón verde y oxigenado de Xixona, escasa distancia del centro del casco urbano en coche. Llegamos bien temprano, a eso de las nueve, y tras entrar por el Juncaret y dejar cerca el coche bajo un pino cerca del curso del río de la Serra, junto a Les Coves o Bugaia de Baix y en el origen del ascenso a la Capua, nos disponemos a una caminata de unos 20 kilómetros hasta llegar al alto del Montagut.
A unos 1.000 metros de altitud, este monte, sin duda puntiagudo en su tramo final, es límite entre los términos municipales de Xixona y La Torre de les Maçanes. Un lugar que hay que visitar alguna vez en la vida para comprobar que, a poca distancia, tan poca como unos 25 kilómetros en línea recta desde la línea de mar, la Costa Blanca es diversa: rica en finas arenas y en bosques espesos, sobre todo de pinos carrascos, aunque también de otras especies de terrenos más húmedos como carrascas. Incluso madroños.
Rica en finas arenas y en bosques espesos, sobre todo de pinos carrascos, aunque también de otras especies de terrenos más húmedos como carrascas. Incluso madroños
Apenas sí hemos dejado atrás el coche junto al río de Serra o de Serrat, en carretera perfectamente asfaltada, nos adentramos en un camino rural que inicia el ascenso y que apunta a la espesor del bosque jijonenco, el auténtico pulmón verde del pueblo dulce del turrón.
Un bando de buitres al acecho
En eso que un bando de media docena de buitres sobrevuelan a mitad de la primera sierra de la Capua, sin duda en busca y captura de algún animal muerto. La zona es rica en fauna salvaje rumiante (ciervos, cabras arruís, muflones) y omnívora (el siempre omnipresente cerdo salvaje o jabalí, muy abundante en estos cerros desde tiempo inmemorial, dada la espesura del bosque, lo cual le facilita su ocultación con campos de almendros no muy lejos, su rico manjar).
Ascenso sin descanso, firme y sudoroso por la senda en permanente zig zag entre los abundantes cerros que conforman la cordillera de la Capua, frente a otra cordillera (Canyarets) que conforma el auténtico valle verde de Xixona, justo enfrente de las partidas de Bugaia de Dalt y de Baix.
El aroma denso a romero fresco, a tierra mojada tras las tímidas nevadas de los últimos días y las lluvias de cierta intensidad en la zona, se mezcla por momentos, en rincones casi oscuros por el ramaje y altura de los pinos, con el pasto de algún rebaño de venados o de cabras arruís, que no llegamos a otear en esta ocasión ni en lontananza, dada la abundante arboleda que permite a los animales salvajes moverse discretamente sin ser vistos por los humanos.
Las posibles heladas de los últimos tres días tras el intempestivo cambio de temperatura no ha hecho mella en el grano
En llegar al nuevo Mas del Racó, junto al Más del Racó a secas, los campos de almendros de la variedad marcona, la verdadera pepita de oro cultivada desde tiempo inmemorial en Jijona y con la que siempre se ha elaborado el mejor y más sabroso turrón, comprobamos en el margen de un bancal que la altitud de la zona (muy cerca ya del Montagut a 1.000 metros de altitud) que las posibles heladas de los últimos tres días tras el intempestivo cambio de temperatura no ha hecho mella en el grano, en la pepita de la almendra. Al menos en esta zona, no ha habido la temida helada sobre el fruto seco.
Y siguiendo siempre el sendero, que en ocasiones se estrecha mucho, lo suficiente para que en otros tiempos pasaran los burros de carga, nos disponemos a ascender, en buena compañía, junto al torruanojijonenco Miquel, al bello Montagut. Pero lo hacemos campo a través, a modo cabra salvaje, ayudándonos con bastones para no regresar al punto de origen a revolcones, tal es el vertiginoso desnivel que se alcanza en esta ladera.
Sólo por esa sensación de libertad total con brisa de frío recio en la cara y esas panorámicas que llegan al cabo de Santa Pola y el Cap de l’Horta de Alicante ha valido la pena la caminata
Es llegar al eje geodésico del Montagut y darte la ligera brisa un bofetón fresco y sano procedente de la mítica Aitana, de la Serra dels Plans, de la Serrella e incluso de la umbría del Puig Campana, pese a su extrema proximidad al mar.
Las nieves primaverales más propias del imparable cambio climático que nos amenaza a todos han pintado de blanco media provincia desde el jueves y hoy, domingo día 21 de marzo, segundo día de la primavera astronómica o de calendario, permanece en muchas sierras.
Sólo por esa sensación de libertad total con brisa de frío recio en la cara y esas panorámicas que llegan al cabo de Santa Pola y el Cap de l’Horta de Alicante ha valido la pena la caminata.
Unas cinco horas y 20 kilómetros de ensueño.
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