La cosecha del almendro «será desastrosa porque la lluvia nunca profundiza más de cinco centímetros, que es donde están las raíces, y por tanto el árbol no puede percibir la humedad», asegura a la agencia EFE el presidente de la cooperativa de esta pedanía oriolana, Daniel Martínez
Literalmente mirando al cielo. Así están los agricultores de casi toda la provincia, salvo los de Pego, donde las lluvias han sido generosas en el primer trimestre del año, como es habitual.
En el resto de las comarcas alicantinas, con registros en muchos casos por debajo de 10 litros por metro cuadrado, frente a los 200 de Pego, el suelo no puede más y las plantas, pues aún mucho menos.
Las del almendro son de las más afectadas por la sequía, sobre todo en las generalizadas zonas de cultivo de secano en la provincia, mitad norte o sur o meridional o en franja litoral. Un auténtico desastre, pues millones y millones de almendras están abocadas a caer al suelo en las próximas semanas por falta de humedad en el suelo.
Daniel Martínez, presidente de esa cooperativa de la pedanía oriolana de Torremendo, dijo ayer a EFE TV que la cosecha del almendro será «desastrosa» porque la lluvia «nunca profundiza más de cinco centímetros, que es donde están las raíces, y por tanto el árbol no puede percibir la humedad».
Da ya por perdida esta cosecha, aun en el caso de que lloviera en las próximas semanas, lo cual tampoco parece probable, según la Aemet. Cree que la cosecha de almendra del próximo año, del conjunto de la provincia, también se da por perdida. E incluso habla de arranque de almendros, porque no aguantarán la sequía en cultivos de secano, y de replantarlos en los próximos meses.
Replantar llevaría unos cinco años para recoger los frutos «y encima gastando mucho dinero», lamenta el agricultor
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