El sonido gutural que emite el ciervo, ese hervíboro de gran cuerna en época de celo, es una lección de vida en plena naturaleza que este año podría, incluso, escucharse en la madrugada o al amanecer desde el mirador panorámico del hotel público Pou de la Neu o en el mirador del puerto de montaña más abajo, con vistas y sonidos únicos al inmenso valle de Xixona
Un rito atávico en la época de celo de los ciervos que llaman a sus parejas o se enfrentan a sus similares inmediatamente antes del apareamiento con el ejemplar de hembra. Es lo que ocurre en el corazón de la montaña de la Costa Blanca, en el norte del amplísimo término municipal de Xixona, fundamentalmente en fincas públicas y privadas del corazón del puerto de montaña de la Carrasqueta, a algo más de mil metros de altitud.
Es una especie de hervíboro que se ha multiplicado en los últimos años, al igual que el jabalí y la cabra arruí, en las montañas jijonencas, pese a que es un trofeo muy cotizado por los cazadores que practican la modalidad de caza mayor en espera o en monterías con realas de perros.
El verano climatológico sigue, pero da los primeros pasos para un primer cambio en el tiempo y en las temperaturas, algo que despierta el celo de los denominados galanes de la montaña, unos ciervos que en muchos casos tienen veinte puntas en el caso de los grandes machos que pastan de noche por las montañas jijonencas, de las Penyas de Roset hacia arriba, por la canal, hasta prácticamente els Plans, ya en el límite con el término municipal de Alcoy.
Hasta primer fin de semana de octubre
No es difícil bien entrada la madrugada, y especialmente a partir de las seis de la mañana, con el amanecer en puertas, escuchar los sonidos guturales que emite este hervíboro, siempre huidizo y difícil de avistar durante el resto del año, de noche y de día, pero que se deja llevar por el celo intenso para conseguir a su pareja llegada la primera quincena de septiembre y hasta el primer fin de semana de octubre.
Ya resuena una llamada cuyo origen se pierde en los tiempos, o sea, en el propio origen de las especies animales.
La berrea es el momento del año, único y exclusivo, atávico, en el que los ciervos machos (menos numerosos por la presión cinegética y aún más difíciles de avistar o sentir próximos) entran en celo y se baten entre ellos para imponerse a su similar y conseguir así el favor de las hembras.
Escuchar el sonido de las cornamentas en las embestidas y luchas de dos machos en plena refriega durante la madrugada es una sensación única que puede vivirse en Jijona, a apenas una hora de Alicante capital.
También te da la oportunidad de avistar con relativa proximidad las carreras de jabalíes, cabras arruis o muflones en el crepúsculo del día. En alguno de los barrancos del alto de la Carrasqueta e incluso en su vasto Valle o en el valle de La Torre de les Maçanes, en la partida rural de Abió.
Desde el blog Made in Jijona de turrón y turismo Xixona, aprovechamos para pedir a los turistas ocasionales del momento de berrea en Jijona respeto extremo con la montaña y que no se abandonen los caminos publicos o la propia carretera CV-800 de ascenso al puerto de la Carrasueta. Por el monte y camoinos privados no se puede entrar. Está totalmente prohibido. Como también lo está la caza por la noche del ciervo, por lo que si se escuchan disparos durante la madrugada hay que avisar al 112 si existe sospecha de caza ilegal del ciervo. El jabalí sí se puede cazar durante la noche con permisos de la Conselleria de Transición Ecológica.
También es necesario que no se arroje basura al monte ni a las cunetas y se guarde silencio en la montaña durante la noche y la madrugada.
Hola, estoy interesado en las visitas guiadas si las organiza el Ayuntamiento.
Desconocemos totalmente si el Ayuntamiento organiza visitas guiadas a la berrea en la Carrasqueta