ARTÍCULO DEL ESCRITOR LUIS CREMADES

Luis Cremades.
“Somos un pueblo pequeño”
Se acercan las elecciones y se reviven conversaciones aparcadas, las mismas cada cuatro años, como en un mundial o unas olimpiadas. Detenemos el tiempo gracias a un lenguaje oxidado y siempre incompleto.
Se escucharán eslóganes y frases certeras, obvias, como que hay que —ese “hay que”, que se lleva mucho y a nadie compromete—… “Hay que” promocionar el turismo (esto es: llenar de casetas la plaza y de coches los arcenes)… Y este año, nueva palabra mágica, “hay que diversificar”. Pero nunca supimos de qué turismo estaban hablando, ni qué clase de diversificación —¿industrial?— nos proponen ahora.
Sabemos que los ayuntamientos saben gastar, aunque sea en infraestructuras que, además, suelen terminar con sobrecoste. No es fácil trabajar con la administración, no siempre se cobra, o no siempre en tiempo y forma.
Pero se echan de menos conversaciones sobre ideas, proyectos, conocimiento, sobre evaluación y mejora de los servicios, sobre sistemas de participación… Nos excusamos diciendo con boca de pez que este es un pueblo pequeño y que hay que perdonarnos (así se disculpó mi tío Pote ante Joan Manuel Serrat, cuando actúo en el pueblo y el artista salía espantado por la falta de preparación, atención y cumplimiento del contrato).
“Somos un pueblo pequeño” no tiene porqué significar que no sepamos organizar un concierto. “Somos un pueblo pequeño” no tiene porqué significar que no somos capaces de organizar y desarrollar una comunidad. “Somos un pueblo pequeño” también puede significar que atendemos los detalles y las personas, que podemos mirarles a los ojos antes, durante y después de cualquier negociación.
Conectividad y corredores
El dato más preocupante es el descenso en la población. No es malo en sí, ni siquiera aunque Mutxamel y Sant Vicent crezcan. Xixona forma parte de una comarca, l’Alacantí que se está transformando —en conflicto y competencia no siempre sana entre Elx y Alacant— en una gran conurbación que ya es uno de los núcleos de población más importantes de España.
En el siglo XXI, los mapas se encogen y se alejan en función de las comunicaciones, físicas, energéticas o de información. Cuando se encogen, la población, los núcleos urbanos tienden —o se pretende que tiendan— a formar “corredores”, como sería el “corredor mediterráneo”, si lo hubiera.

Panorámica general del casco urbano de Xixona desde los restos del castillo sarraceno./FOTO SIRVENT
Desde el punto de vista de la conectividad, Xixona se encuentra entre tres zonas intensamente conectadas entre sí, aunque ajenas unas de otras: la gran conurbación l’Alacantí/Elx, la zona de turismo costero desde Sant Joan hasta Benidorm y el valle industrial de l’Alcoiá. Xixona está en contacto con las tres y sin embargo no se integra plenamente en ninguna.
A través del clúster (racimo) industrial —del que no hay una memoria anual disponible, ¿o sí?— Xixona puede conectar con centros de I+D consolidados como el del sector del juguete (AIJU), en Ibi, con buena capacidad para innovar mediante formación financiada a través de programas europeos.
No he visto en Xixona inversión de programas europeos, ni intención de obtenerlos… ¿Serán operaciones secretas en el Consejo Regulador?
La creencia de que Xixona puede competir para transformarse en una ciudad residencial como Mutxamel o San Vicent que nutra de personal a l’Alacantí no parece posible con la variedad de oferta accesible en la costa. De hecho, es el deseo de todo jijonenco que trabaja fuera: instalarse en un lugar más cómodo.
Estrategia: misión, visión y valores
En estos últimos siete años, el Ayuntamiento de Xixona ha encargado, hasta donde sé, dos planes estratégicos, el primero sólo para el turismo; el segundo no sé si general o sólo industrial. Pagados con dinero público, no he conseguido leer ni siquiera un resumen de sus conclusiones. ¿En qué momento se han hecho públicos? ¿Cómo definen la misión, visión y los valores del pueblo? ¿Qué proyectos se definen como prioritarios?

Senderistas subiendo a la Penya Mitjorn de Xixona./FOTO CEX
Parece que del Plan de Turismo salió una recomendación: la Feria de Navidad. (Imposible saberlo a ciencia cierta.) Y del Plan Estratégico Industrial ha debido salir la nueva palabra sin significado: “diversificar”.
¿Qué querrán diversificar? Espero que no sea la producción. El turrón y el helado están en su madurez. No sé si tienen resueltos programas de sucesión, relevo generacional y arraigo de las empresas, particularmente Pymes. La llegada de Procter&Gamble ha supuesto una contribución notable que, significativamente, los jijonencos se resisten a integrar en su cultura, como si nos hubiera salido un grano en el polígono. Esto ha supuesto hasta ahora ‘diversificar’ la industria.
Xixona ha sido y es “La cuna del turrón”, y también del helado, (una tradición más amplia en el Mediterráneo).
Pero Xixona puede defender, también, otra expresión, otro símbolo muy escuchado (más fuera que dentro del pueblo): “Xixona, pulmón de Alicante”. Su monte —en el sentido más amplio del término: su reserva, su mirador, el contacto con una naturaleza y un paisaje que han sobrevivido a la pasión depredadora de la costa— son el pulmón de la nueva comarca súper-urbana. Una naturaleza que conserva propiedades curativas para la neurosis urbana.

El río Coscó, a su paso por la finca El Cuernero de Xixona, junto a la biblioteca, tras unas lluvias./FOTO BERNAT SIRVENT
¿Sería posible asumir esa visión? Desarrollar el potencial de la naturaleza en el término municipal de Xixona. ¿Hay un Plan de Gestión del Monte? ¿Se hacen compatibles intereses ecológicos, geológicos, forestales, ganaderos, agrícolas, deportivos, turísticos…? El monte es habitualmente lugar de conflicto entre una diversidad de intereses. ¿Hay un mapa de esa diversidad de intereses? ¿Hay un mapa del monte, de su propiedad, usos actuales y necesidades?
Una apuesta por los recursos naturales del municipio afinaría mejor el tipo de turismo que pudiera interesarse en la oferta del pueblo. El único dato que se incrementa —marcando una tendencia contraria a la pérdida de población— es el de excursionistas… Si hay un plan de gestión de recursos naturales, podrá haber opciones para acampar, podrán ofrecerse actividades de montaña y programas de formación asociados, con mayor valor añadido. El Centre Excursionista de Xixona tendría un papel que jugar.
Bart Leo Jozef —jijonenco adoptivo (también exiliado en la costa)— ha mapeado las fuentes y acuíferos del municipio. “Hay mucho trabajo hecho y queda mucho por hacer”, era un eslogan que me gustaba: mapear el monte y sus usos es uno concreto. En grupo, en equipo, en conversación con otros, se hace más fácil pasar de las palabras a la acción.
En Alfaç del Pi hay un centro de salud que acoge ancianos del norte de Europa para que reciban su dosis de vitamina D solar. Es más barato trasladarlos quince días que tostarlos con rayos UVA durante el año. Tanto es así que el gobierno noruego ha construido uno de su propiedad y gestión en La Vila. ¿Interesa ese tipo de trabajo en el pueblo? ¿Atraería población o perjudicaría el actual mercado negro de cuidado de ancianos?
Xixona tendría la opción de completar su red de relaciones con l’Alacantí y l’Alcoiá buscando socios municipales para la promoción de este turismo “slow”
Xixona tendría la opción de completar su red de relaciones con l’Alacantí y l’Alcoiá buscando socios municipales para la promoción de este turismo “slow” (lento o ‘de naturaleza’), como serían Busot y Aigües.
Menos piedras y más proyectos: salud, energía, música y audiovisuales

Fachada principal de las Casas Consistoriales./FOTO BERNAT SIRVENT
Esto son sólo apuntes de un observador que no sale de su casa, pero que escucha y atiende lo que oye: nostalgia, desidia y un cierto compromiso con la ignorancia por parte de responsables de servicios de atención ciudadana.
Si el municipio no dispone de un cuadro de mando con datos de los diferentes servicios —municipales o dependientes de cada consellería— será difícil evitar su deterioro. No disponemos de sistemas ni dispositivos de evaluación y control. No se publican datos de fracaso escolar o de quejas sobre los servicios que recibimos los vecinos. La comunicación por mail o el seguimiento con nuevas tecnologías parece estar “culturalmente prohibida”. La comunicación se reduce a hacer “click” en plataformas mal diseñadas que ni siquiera permiten gestionar reclamaciones de manera fiable. Eso, en el siglo XXI, es negligencia.
Pedimos carreteras, porque no dependen de nosotros, y nos gusta reclamar “lo que es nuestro”. Pero elegimos ignorar lo que sí depende de nosotros: informar, evaluar, contrastar, reflexionar, contar nuestra historia y proyectar nuestro futuro. Pedimos más y mejor asfalto para rodar los coches, pero las páginas web y las comunicaciones on line son impracticables.
En este contexto se echa en falta un programa de extensión universitaria del que se oían actividades y ya no se oyen. Es posible que yo haya perdido contacto. Haría falta conectar ese o cualquier programa de investigación con las posibilidades medio ambientales del pueblo en sus tres ecosistemas: el desierto, el valle y la montaña. También haría falta estudiar las posibilidades de reconversión del vertedero —actualmente en modo cesión de suelo sin derecho a cogestión— a través de programas de reciclaje, compostaje, obtención de energía, etc.… En un pueblo cerca de Malmö (Suecia) han conseguido un mix energético 20% más barato que en Malmö. ¿Sería posible con la nueva legislación energética? ¿Sería buen reclamo para atraer inversión y trabajo a los polígonos industriales? ¿Compatible con la presumible nueva planta solar?

Solar en la calle Galera del casco antiguo de Xixona tras la demolición de una casa en ruinas, hace un año./FOTO BERNAT SIRVENT
La rehabilitación integral del casco antiguo no puede hacerse sin saber quién va a vivir allí y a qué se van a dedicar. Todavía conserva el aire de un barrio vivido… ¿Se convertirá en un barrio comercial para turistas? ¿En un barrio de vivienda social para jóvenes? ¿Un “colegio mayor” para personal investigador de la universidad? ¿Un destino de larga estancia para gente creativa en busca de otro tipo de vida? ¿Se gentrificará o se acentuará su marginalidad?
Hace poco me convocaron a una reunión de vecinos y hace menos me echaron en cara que no había ido. Era una invitación sin documentación previa, sin orden del día, sin medio de confirmación y sin acceso para discapacitados. En otras palabras, parece que aún podemos aprender a reunirnos… Una oportunidad más para la mejora.
Habría que estudiar con urbanistas y arquitectos las posibilidades más razonables. Hay estudios de rehabilitación compuestos por seis licenciados en Bellas Artes y un contenedor con todo lo necesario para fabricación e impresión 3D… Lo más inquietante es que se pretenda rehabilitar el castillo sin saber los usos y las necesidades de los futuros habitantes del barrio que ha crecido a sus pies.
Habría que simplemente saber… Mientras tanto hay mil ideas flotando en el aire, como la música y la producción musical. Xixona tiene dos grandes lujos que la empobrecerían si se perdieran: un tempo lento y silencio. Es un lugar perfecto para crear y grabar ahora que las producciones audiovisuales han bajado radicalmente su coste, como radicalmente ha mejorado su accesibilidad.
Redes y talleres
Si hablamos de conectividad, hablamos de redes… Si hablamos de naturaleza, de proveer el contacto necesario con la naturaleza a los (habitualmente) trastornados habitantes de la ciudad, será necesario participar en las redes donde estos clientes fluyen. En particular las redes “Slow food” o “Cittaslow” que atraen un turismo más capaz de apreciar los valores naturales del pueblo y su entorno.
Y si hablamos de aprendizaje como garantía para adaptarnos al futuro y para que las nuevas generaciones tengan en Xixona un modelo de convivencia y desarrollo sería necesario integrarse en la Red de Ciudades Educadoras, como han hecho Alcoi y Mutxamel. Ellos sí, nosotros no. (Y no será porque no les haya llegado alguna propuesta.)
Pero se echa en falta un apoyo más decisivo por parte de asociaciones como “El Trabajo” o instituciones invisibles como el GEX (Grup de Estudis Xixonencs)
Cada proyecto es un programa de investigación propio que requerirá apoyo institucional, (ojalá que por parte de la administración). Pero se echa en falta un apoyo más decisivo por parte de asociaciones como “El Trabajo” o instituciones invisibles como el GEX (Grup de Estudis Xixonencs) que presidí poco menos de un cuarto de hora, con mucho orgullo. No podemos decir que hay desidia en el pueblo mientras mostramos desidia.
Hay inquietud en desarrollar una cultura en valenciano/catalán mientras las administraciones evitan ponerse de acuerdo para desarrollar un espacio cultural común a las tres comunidades que comparten una misma lengua. Esa cultura, si surge, lo hará a través de la acción, no en los libros. A través de proyectos que ayudarán a renovar y recrear diversos alfabetismos en valenciano (y en español).

Bernardo Garrigós, cronista oficial de Xixona, en la Casa de Cultura./FOTO BERNAT SIRVENT
Si se propone crear un centro de interpretación de la naturaleza será una opción para nombrar el entorno en valenciano… Si se apoyan iniciativas audiovisuales para promover el pueblo entre videodirectores aficionados se estará apoyando el valenciano. ¿No hay un grupo de jóvenes grabando las charlas del cronista Bernardo Garrigós? ¿No se animan a convertirlo en youtuber? ¿Al menos a tentarlo? Y, como el cronista de la ciudad, hay muchos otros a los que convendría grabar, para cuidar nuestra memoria y reforzar la convivencia. ¿Nadie va a remasterizar y poner en videoclip las canciones de grupos como “Qué dirán de nosaltres?”, donde participaba Lluís Garrigós? Amén de otros músicos del pueblo, como Mugroman o mi quinto Robert Perdut. ¿Se pueden acercar figuras como las de Elisa Ibáñez o Fernando Espí a las nuevas generaciones a través de la grabación de videos conjuntos? Josep Mateo —aparte de autor del libro que más apetece leer en este momento— sería guionista y protagonista, como Félix Rodríguez de la Fuente, en documentales que completen lo que sabemos de nuestro pueblo, de sus usos y costumbres, de su manera de ser y su forma de vida.

Fernando Espí, catedrático de guitarra y concertista internacional./FOTO TONI GARCIA
Mientras tanto y, para animar, en mi carta a los Reyes Magos pedía una serie en YouTube, hecha en el pueblo, sobre la gente de este pueblo, sus inquietudes y sus interrogantes, en capítulos de diez minutos. La pueden grabar los expulsados con la amenaza de un “parte que nunca llega, para evitar que llegue también a la inspección y tener que dar explicaciones».
Si hay un trabajo educativo es asumir la propia historia y transformarla con un proyecto de futuro, individual o colectivo. Esa historia colectiva es la que se leerá en las etiquetas y en la imagen del turrón; la que se contará a los consumidores de helado; la que deberán contar los viejos a los jóvenes, si es que a alguien —público o privado— se le ocurre proponer un centro de formación intergeneracional… (Ya que no lo preguntan, había pensando en el antiguo mercado), donde crear un taller audiovisual, otro de robótica (haciendo gran gasto en Lego ©); otro en el que los alumnos enseñen programación a sus profesores con Scracht. Una especie de gran guardería tecnológica capaz de servir de estímulo, sin amenazas ni bullying, entre funcionarios y liberados de su derecho a la educación. Un lugar seguro donde equivocarse y aprender. Algo que, hoy, no ofrece la escuela.
Y, ya que estamos, ¿podría el Ayuntamiento certificar las competencias demostradas en estos talleres o actividades de voluntariado de manera que puedan completar oficialmente un currículo laboral?
Despedida y cierre
Finalmente sólo añadir que el objetivo de estos párrafos es animar a la reflexión y al diálogo. No renuncio a provocar, no renuncio a respetar. Añadan o contradigan lo que les parezca pero, por una vez, evitemos frases solemnes (en las que diuen “no hem cregut mai”), breves, sentenciosas, quedan tan bien frente a un arroz pero producen vergüenza ajena cuando se habla del futuro de las próximas generaciones. ¿Sabemos hablar? Practiquemos aunque no vengan elecciones.
Una reflexión muy acertada. Exportable a muchos pueblos de interior que ha visto languidecer su vida y donde la excusa es siempre la misma «somos un pueblo pequeño,no tenemos recursos ….» cuando evidentemente lo que faltan son ideas y ganas de trabajar . El problema es que es lo que hay. Muy difícil de modificar esa tendencia. Y para colmo si le añadimos las controversias entre valenciano y castellanos estamos aviados.
Te deseo suerte y no pierdas la esperanza
Así es, Agustín!!!! exportando ideas con inteligencia!!!!
A ver si unas reflexiones llaman a otras y aparecen temas o conversaciones aunque informales al comienzo… Si hay suerte, que sea para el pueblo, muchos ya no la disfrutaremos, pero esperamos dejar algo mejor…
Crec Lluís, que estàs demanan un Pla Estratègic Local, com va fer Ibi. A mí m’agradaria que continuara sent un poble industrial dins de una comarca futura, la Foia de Castalla i Xixona, (la de la cançó de Xixona vaig a Tibi i m’en torne per la Sarga)que tu dius Alcoia que no és res, electoralment si però ja esta. Xixona es Seu Universitària de la UA, es fan coses però és podria avançar més, però fan falta diners (que ho tenim gràcies a la planta de brossa) i idees. Però el felicité per les teus reflexions.
Gràcies per participar, Josep Francesc Arques
Planes estratégicos locales, por lo que me han dicho, se han hecho dos, como se cuenta en el artículo, aunque nadie los ha leído ni se sabe qué dicen ni cuánto han costado. Me alegra que Ibi hiciera sólo uno y seguramente sea más conocido. Así que, a falta de dos planes, es bueno comenzar las conversaciones previas… No son tan importantes los ejemplos concretos como la necesidad de compartir una visión… ¿Cómo sería la Xixona en la que nos gustaría vivir dentro de 10 años? ¿Y la que nos echaría dentro de 10 años? Da igual cómo se llame el documento mientras se pueda compartir. Muchas gracias por tu respuesta. Ojalá se puedan concretar algunos proyectos.