El silencio en estado puro de la selva jijonenca

Sólo el arranque, en el fondo de un barranco, al abrigo de coscojas y madroños, de un ciervo hembra de enorme envergadura, lo cual provoca gran estruendo de ramas secas rotas, trunca la paz mágica de unos pinares de ensueño en el corazón del valle de Xixona, a los pies del Montagut, en descenso verde hasta el Gurugú

Es una de esas sensaciones que se sienten pocas veces en la vida, máxime en estos tiempos digitales y analógicos de prisas y estrés por llegar muchas veces no se sabe bién adónde. Adentrarte en la que nosotros denominamos la selva jijonenca, porque sin duda lo es por la estructura de sus sierras y montañas y por el número de ejemplares de árboles (fundamentalmente pinos carrascos, aunque no únicamente), es produndizar en un estado donde el tiempo se detiene.

Mientras dura la ruta, que compartimos con el senderista xixonenc Miquel, una suerte de chute de salud de unos 11 kilómetros sin coger demasiada velocidad, con subida suave por el centro del barranco de Els Canyarets, que es límite con la otra línea de sierras apellidadas el Llentisclar (por el gran número de lentiscos existentes en el sotobosque), sientes no sólo paz, silencio y tiempo detenido.

Con Montagut, arriba con punta de roca, siempre ojo avizor, como la pareja de águilas que sobrevuela el cabezo.

También esa sensación de que el calor aquí no llega ni a serlo. Los 25 grados de una tarde soleada de mayo se transforman en pequeña brisa de levante que, en ocasiones, en lo profundo del sendero, con la arboleda flanqueando en algunos puntos hasta el extremo, tan grande es la espesor. Una sensación térmica a montaña jijonenca, también en estado puro, pese a los primeros coletazos de la canícula, que por aquí dura demasiados meses desde hace ya demasiados años por mor del cambio climático.

 

 

La sensación de paz interior en el interior del bosque más espeso de Xixona sólo se quiebra tras el quiebro apresurado de un ciervo. Se trata de una hembra de gran dimensión y hechuras que, entre la espesor del profundo barranco repleto de madroños y coscojas, arma importante estruendo a ramas secas de pinos, a romeros vilentamente tumbados.

Es esa sensación permanente de que la selva de jijona en estado puro es un lugar asalvajado en el sentido literal de la palabra

Es esa sensación permanente de que la selva de jijona en estado puro es un lugar asalvajado en el sentido literal de la palabra. Animales rumientes de gran tamaño en su hábitat natural que huyen tras las tímidas voces o las pisadas pausadas de los senderistas.

 

 

Y salida, tras casi diez kilómetros inmersos en esa espesa vegetación, incluidas setas que han emergido sopresivamente tras las últimas lluvias perseverantes de abril, al valle natural de Serrat o Serra, el gran valle de Xixona con el Pou de la Neu erigido como dueño y señor de la Carrasqueta.

Un bellezón que, a espaldas del Gurugú, ya en la parte baja más próxima al Mediterráneo y al casco urbano de Xixona, deja una estampa rojiza de un sol que, a regañadientes, se esconde más allá de la Penya Migjorn y la Segon Querena y que ilumina hasta el último momento, en lontananza, al siempre omnipresente Cabeçò d’Or.

Sin duda, una de esas rutas que enamora al caminante y que la Naturaleza con mayúsculas igual también disfruta como amante ardiente.

#DiaMundialdelMedioAmbiente: Verdes aventuras dulces en las montañas de Jijona

La vida es corta, pero dulce! La vida és curta, però dolça!

2 Comments

  1. ADHIF Responder

    Hola.
    Otro estupendo artículo.
    Además de nuestras felicitaciones por su trabajo, queremos aprovechar para incidir en el necesario cuidado de todos esos paisajes que Ud describe en su crónica.
    Esta naturaleza y estos paisajes que hoy disfrutamos son el legado de nuestros antepasados. Ellos trabajaron esos montes, cortaron leña hicieron carbón y cal, guardaron ovejas, regaron con sus aguas…
    Ahora ya no cuidamos el monte ni los campos porque no es rentable. Pero deberíamos hacerlo.
    Masías, fuentes, bancales, y montes abandonados.
    Pérdida de sabiduría, patrimonio, cultura, costumbres….
    Nos estamos limitando al uso y disfrute recreativo del medio natural, pero tenemos que preguntarnos por cuánto tiempo?
    Este recurso natural no es infinito, requiere respeto y cuidados.
    No hay que olvidar el riesgo de incendios forestales que nos amenaza constantemente. En toda esa ruta no encontramos ni un km de bancales labrados ni áreas cortafuegos que pudieran ayudar en caso de incendio.
    Tampoco quedan pastores ni agricultores a quiénes preguntar por la toponimia de la zona.
    Desde ADHIF vemos que los dueños de las fincas, al no obtener rentabilidad no hacen mejoras, y las AA.PP en propiedades particulares invierten poco o nada.

    Esperamos que esto cambie y poder disfrutarlos muchos años. Saludos
    ADHIF

    1. Bernat Sirvent Coloma Post author Responder

      Muchas gracias por participar en el foro del blog del turrón y el turismo rural Made in Jijona!!!!!

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